CINE: UN SEGUNDO de Zhang Yimou

 

China 2020

Yi Zhang. Fan Wei. Li Xiaochuan. Yu Ailei. Yan Li. Liu Yuntong.

Zhang Yimou fue en su momento una de las vacas sagradas del cine. sus películas gustaban hasta a aquellos que renegaban del cine oriental, considerándolo entonces "cine de festivales". De sus cintas basadas en la historia de su país, resulta inolvidable La linterna roja. Al mismo tiempo, también hacía otras películas, en apariencia más humildes, como Camino a casa o Ni uno menos, preciosas miniaturas cercanas al neorrealismo italiano y no muy queridas por el régimen chino.

Sorprendentemente de pronto se especializó en el cine de artes marciales, ý durante varios años, su obra se centró en propuestas estéticas barrocas, excelentes como espectáculo pero muy alejadas de su compromiso. 

Sólo la pérdida de uno mismo, puede explicar que una carrera como aquella se despistase con cosas tan extrañas como su versión de Sangre fácil y, insuperable, ese engendro que se llamó La gran muralla.

Los grandes directores nunca se pierden para siempre. Hace unos dos años, Sombra lo hizo volver a su versión acción aunque más oscura, y ahora, Un segundo, nos devuelve las esperanzas definitivamente,

La cinta comienza con un hombre y una niña que buscan lo mismo: una película que se proyecta de pueblo en pueblo en los lugares más recónditos del país, rodeados de desierto. Cada dos meses, Don Películas, un proyeccionista que es el héroe de su aldea, ofrece una sesión a todos sus habitantes, lo que se convierte siempre en un gran acontecimiento. En esta ocasión, todo se complicará bastante a causa de los nuevos protagonistas, pero eso no impedirá que la magia del cine los inunde a todos.

Con Un segundo, Yimou hace un claro homenaje al séptimo arte, y no sólo con la importancia que tendrá en la historia y el uso que hace de las pantallas y su iconografía. También consigue que recordemos el aroma del cine clásico, y así, la relación entre el fugitivo y la huérfana nos recuerda la ternura que inspiraban las películas de Chaplin, por ejemplo. 

A pesar de no eludir la crítica al sistema, el director apuesta sin complejos por un cuento encantador, por una narración que es capaz de no abandonar la aparente delicadeza ni en sus momentos más dramáticos, que los hay. Opta por esa belleza del corazón, tantas veces denostada como blandura. A mi me ha atrapado.

He disfrutado mucho, me he emocionado un poco, me he divertido, y me sorprende la composición estética, tanto en la aridez de los caminos como en la proyección.

Pensemos que además, estamos recuperando a un gran cineasta, que tuvo tiempo a equivocarse pero también a volver a su esencia: la de las personas humildes a las que otorga grandeza a través de las historias que nos cuenta. La magia del cine.

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