CINE: TITANE de Julia Ducournau

 

Francia 2021

Agathe Rousselle. Vincent Lindon. Dominique Frot. Nathalie Boyer. Theo Hellerman. Myriem Akeddou. Anais Fabre. Medhi Rahim Silvoli. Lamine Cissokho. Celine Carrere. Mara Cisse.

Cuando una película merece una atención desorbitada como rompedora, atrevida, provocadora... se coloca en una posición radical frente al público al que se le obliga a adorarla u odiarla. Incluso el odio es tramposo porque le otorga la grandeza de lo incomprendido.

Titane no me parece nada especial. Creo, lo digo, ya, que la Palma de Oro de Cannes le queda muy grande.

De hecho, tengo una lectura mejor en el recuerdo que durante su visionado. Siempre me ha molestado que me quieran epatar, y en este caso, la película es claramente desagradable, de forma ostentosa y excesiva, sin que muchas de esas escenas me aporten nada más que repugnancia. 

Lo que me sorprende del guion, es que la línea narrativa que queda fuera de lo que podría considerarse ciencia ficción, es transparente en lo que cuenta, así como en la traslación de los sentimientos de sus protagonistas. También es lo que más me gusta ( gustar es una palabra que suena rara entre tanta suciedad ). Esa necesidad de amor tan abstracta que casi lo mendiga, el cuestionamiento de cierta masculinidad, la capacidad para que la verdad no sea algo necesario.....

De todas maneras, no puedo evitar recordar otra película, totalmente diferente, pero que hablaba también de la suplantación filial y de la aceptación consciente, me refiero a la magnífica La próxima piel, de Isaki Lacuesta, a años luz de esta en su densidad.

Muchos hablan de la potencia visual de Titane. Yo no la encuentro. Sí hay atrevimiento y falta de contención pero no me sorprende la caligrafía de Ducournau. De hecho, mi problema es que el artificio a veces me dificulta valorar momentos importantes como la reacción de la madre. Sí es cierto, que Agathe Rousselle merece un reconocimiento total por una entrega absoluta durante todo el metraje,  tanto desde el punto de vista físico como interpretativo.

Creo que esta triste historia de mal amor entre monstruos ganaría mucho con cierto autocontrol de su autora. Tal y como está, me parece correcta, nada más, ni la odio ni, por supuesto la adoro. Es más, hay momentos en que me molesta algo el disparate aunque, eso sí, me genera curiosidad.

A ver si va a resultar que al final no soy tan moderno.

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