María Valverde. Dolores Fonzi. Guillermo Plening. Germán Palacios. Emilio Vodanovich. Marcelo Michinaux. Guillermina Somber Liotta
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Recuerdo la novela de Samanta Schweblin más como una sensación que como una narración. Me he ido a la entrada que escribí aquí cuando la leí, y lo cierto es que debía de tener un día críptico porque tampoco me ayudó a recordar, más allá de saber que me produjo una sensación hipnótica.
En cualquier caso, no era fácil. La literatura de esta autora parece asomarse al terror desde un atisbo de locura y siempre me da la sensación de que suceden en el interior de la mente de sus protagonistas. Convertir esto en imágenes corría el peligro del hacerlo incomprensible.
Sin embargo, Claudia Llosa ( y la propia escritora, coautora del guion ) aciertan en lo más difícil, y es conseguir extraer del texto un relato coherente y claro, siempre en el nivel de oscuridad necesario. La protagonista es una madre joven que acude con su hija a una casa donde, una vez que su marido las acompañe, pasarán el verano. La distancia de rescate, un concepto que la obsesiona, se corresponde con lo que puede alejarse de su hija manteniendo la seguridad de llegar a tiempo a rescatarla de lo que fuese si se diese la circunstancia. Es un reflejo del miedo que parece envolver a esta mujer y que otorga un nivel de amenaza constante al entorno. Tal vez lo que ocurre después sea verdad, tal vez sea sólo un sueño o esa locura que, como antes decía, acompaña los textos de Schweblin. O quizás todo ocurre como se nos cuenta, y esto es un pequeño cuento de terror.
Y llegamos a lo que para mi es el problema. Llosa parece querer huir del cine de género, trabaja con la inquietud pero parece que el hecho de que su película produzca miedo, le causa cierto rechazo. Por ello, la narrativa es limpia pero personalmente la encuentro demasiado distanciada, ausente. Tengo la sensación de que le falta intensidad, y la intensidad es necesaria cuando lo que queremos es producir sensaciones, esta historia lo habría necesitado.
He leído críticas que habla de confusión, otras, las positivas, de la creación de la atmosfera. Para mi, Distancia de rescate es precisamente demasiado limpia, y uno de los aspectos positivos de las creaciones de Samanta Schweblin es no serlo, su literatura es particular porque habla de los miedos íntimos, de lo que escondemos, de nuestros propios fantasmas y de ese germen de oscuridad que todos poseemos y al que nos cuesta mirar. Llosa ha iluminad su historia, a mi entender, demasiado. Hay oficio, eso sí.
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