TEATRO: EL PRÍNCIPE CONSTANTE de Calderón de la Barca

 

Director.-

Xavier Alberti.

Intérpretes.-

Lluis Homar. Beatriz Arguello. Arturo Querejeta. Juan José Rodriguez. Egoitz Sánchez. Jorge Varandela. Juan José Sevilla. Lara Grube. Marta Mulet. Rafa Castejón. Jesús Alonso. Iñigo Álvarez de Lara.

Compañía Nacional de Teatro Clásico.

El Príncipe Constante es una de las piezas "militantes" de Calderón. Si de alguna manera, el honor y su catolicismo están siempre presentes en sus textos, la epopeya del infante Fernando de Portugal y su sacrificio en la defensa de la cristiandad es una declaración expresa de su fe en ambas ideas.

Preso por "el moro" y negándose a ser intercambiado por la ciudad de Ceuta, el infante se convierte en un mártir místico, capaz de ver luz y piedad incluso en las peores circunstancias.

Dicen que Goethe se maravilló ante el nivel poético de la pieza. No me extraña. Si Calderón es siempre una gozada para los oídos, creo que aquí va más allá. Compuesta de un diálogo ágil pero, sobre todo, largos monólogos, la obra es un torrente de imágenes y palabras difícil de atrapar en su totalidad, maravilloso, brillante.

Quizás por eso Alberti se decide por un montaje que considero arriesgado. Tengo la sensación de que por momentos nos encontramos en una de esas óperas que se presentan como versión concierto semiescenigicadas.

La propuesta es estática, sin ninguna referencia temporal ni geográfica ni en decorado, abstracto, ni en vestuario, actual y sobrio. Sin apenas colores, más allá del naranja de los presos, con poco movimiento de los propios actores. Pero con un alto interés estético como demuestra ese cuarteto de cuerda, con mayor interés visual que musical. Creo que es esto último lo que me transmite también la sensación de estar ante una versión de cámara.

El resultado me gusta, mucho. Es como colocar una joya, perfectamente pulida, en un estante distante para que pueda ser contemplada y admirada por todos. Algunos pensarán que le falta sangre, pero nunca que no está expuesta en toda su belleza.

La interpretación del verso nunca es fácil y menos con tan largos parlamentos. Nunca es fácil conseguir una homogeneidad absoluta en el nivel de acierto. Aquí casi se logra. 

En cualquier caso, la Compañía Nacional de Teatro Clásico sigue avanzando en su acercamiento de nuestros autores mayores, con la libertad y la valentía de acoger propuestas diferentes que no siempre agradan a todos. A mi sí me ha llegado este elegante príncipe, tanto en imagen como en palabra.

Público

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