OPERA: NORMA de Vicenzo Bellini

 

Director musical.- Marco Amiliato.

Director de escena.- Justin Way.

Intérpretes.-

Michael Spyres. Yolanda Auyanet. Clementine Margaine. Roberto tagliavini. Fabian Lara.

Teatro Real.

No debe de ser fácil para un director de escena enfrentarse a óperas clásicas, de todos conocidas y con libretos melodramáticos difíciles de sostener. En ese sentido, Norma no es de las más disparatadas, se queda en un cuento pasional de druidas y romanos que, al parecer, era una forma en la que el autor llamaba la atención sobre la situación que Italia vivía en los años en los que se compuso.

De esto bebe Justin Way en su propuesta. Pero huyendo de la tan frecuente ( como en ocasiones fallida y poco justificada ) traslación en el tiempo. Para ello, opta por un modelo no del todo original: el metateatro, la obra dentro de la obra. Se mantiene el entorno celta, el bosque, las noches de luna y muérdago,  pero todo ello en una representación que se fusiona con la Italia de ese momento. Generalmente, estos intentos no terminan de cuajar al intentar encajar las piezas en una unidad dramática. Los libretos de las óperas, rara vez dan juego para conseguir esa alquimia y ya he comentado en ocasiones el desagrado que me produce muchas veces la disgresión entre lo que se dice y lo que se representa. Creo que por ello, el acierto es, en este caso, hacer que los dos planos se fusionen y no pretender explicaciones más allá de la convivencia visual que finalmente se consigue. Así, hay soluciones tan atractivas como el cambio de tramoya a la vista, lo acertado de colocar el segundo acto en la trasera del escenario o ese telón lateral final que enmarca definitivamente la representación. Son dos niveles pero el drama es uno. Para mi, ningún problema. 

Personalmente me gusta, me gusta mucho, me parece que se opta por poner una ópera en pie con un artefacto escénico que la sostenga, no otra cosa. Y además, aunque supongo que esto puede ser una percepción personal, encuentro en esta Norma un homenaje al teatro en su origen, y al que durante tanto tiempo llevó a muchos lugares el gran espectáculo que es la ópera. Las representaciones de cartón piedra, telones pintados, anacrónicos vestuarios y mucha ilusión. Una decadencia ingenua e inocente que brilla en las tres horas del Teatro Real.

Que ganas tenía de ver una propuesta redonda y esta Norma casi lo es. La música no es sólo la salvación del espectáculo, como ocurría en Don Giovanni. Ambos viven conjuntamente para traernos este precioso y delicado regalo.

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