Mercedes Hernández. David Illescas. Juan Jesús Varela. Ana Laura Rodríguez
Sin señas particulares habla de las personas que podrían no existir, de aquellos seres humanos a los que el mundo relega a la nada sin ningún problema, que puedes desaparecer sin que dejar huella. Sólo les da entidad el dolor de las personas que les quieren, de la ausencia que dejan en sus corazones.
También habla del mal. El mal puro, que nace como una entidad independiente, capaz de arrasar cualquier vestigio de compasión o de respeto a los demás. Un mal con una absoluta insensibilidad al dolor ajeno.
La historia se sitúa en un territorio que parece incierto pero que lamentablemente existe, el México cercano a la frontera con EEUU, conquistado por el narco y la desesperación de aquellos que quieren huir para buscar una forma de sobrevivir. Pasto de los chacales.
Dos jóvenes emprenden el viaje al paraíso y desaparecen sin dejar rastro. La madre de uno de ellos decide emprender una desesperada búsqueda en la que se encontrará con otros personajes alrededor de la misma situación, una doctora que lleva cuatro años intentando encontrar al suyo y un muchacho que acaba de ser deportado por inmigración. La meta final no será la vida sino el infierno.
Valadez consigue elevar la historia a un nivel mítico, a la grandeza de una tragedia griega. La protagonista tiene en su silencio la entidad de una Hécuba, una madre doliente hasta el desgarro. y lo hace con una gramática que sorprende por su creatividad y su contundencia. Primeros planos en ,os que en ocasiones no existe contraplano, sólo la voz de un oráculo, sombras desenfocadas capaces de dibujar el horror, mínimos recuerdos..... es sorprendente que esta sea su ópera prima porque sus hechuras tienen un estilo nuevo y consolidado.
Sin señas particulares da voz a aquellos que no la tienen. Es un cine necesario, porque el cine es también una forma de dar voz a quienes viven en el silencio, y porque no conocer, cerrar los ojos, no nos hace ajenos al drama de un mundo cruel.
Público
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