CINE: EL PÁJARO PINTADO de Vaclav Marhoul

República Checa 2019

Petr Kotlar. Harvey Keitel. Barry Pepper. Julian Sands. Udo Kier. Stellan Skarsgard. Alexei Kravchenko. Tim Kalkhof. Jitka Cvancarova. Pavel Kriz. Petr Vanok. Lech Dyblik. Dominik Weber. Filip Kankovsky. Radim Fiala. Irena Machova. Milan Simacek. Jan Monczka. Aleksey Kravchenko

Lo peor de las guerras no es, posiblemente, la destrucción del cuerpo, sino la del alma, la miseria moral que nace alrededor del miedo.

Ese es el paisaje en el que se mueve El pájaro pintado, una larga película donde el horror y la crueldad asoman desde el primer fotograma.

El protagonista, judío,  comienza siendo apenas un niño que no comprende la ira contra él. Circunstancias fortuitas lo dejaran sólo en un paraje devastado, desde donde tendrá que buscar el retorno a su hogar. Pero ese viaje es mucho más profundo. Aprenderá a sufrir, pasará de ser víctima a entender y asumir el diálogo del dolor, y podrá sonreír ante el mal ajeno. Su último paso, a ser un verdugo, será sólo la lógica conclusión de una infancia destrozada y la puerta a un futuro tan incierto como desolador.

El trayecto está compuesto de pequeños episodios que se conforman en capítulos con nombres propios. Y cada uno de ellos tendrá su cuota de horror. Al muchacho lo enterrarán hasta el cuello dejándolo a merced de los cuervos, lo latigarán y lo colgarán, abusarán de él sexualmente, lo arrojarán a un poco de heces .... pero no será la única víctima, y a su alrededor habrá mutilaciones, suicidio, asesinatos masivos, crueldad en todas sus modalidades. 

El espacio temporal es la Segunda Guerra Mundial y, sin embargo, alguno de los pueblos por los que pasa el muchacho y sus habitantes, parecen más primitivos. No sé si, junto a las miserias de la guerra, su autor quiere hacernos conscientes de una Europa que todavía tenía un pie en la Edad Media, y recordarnos que en el interior del alma humana, se esconde siempre una piedra de carbón.

Que difícil es medir hasta donde se admite que llegue el retrato del horror, y que subjetivo. El pájaro pintado ha sido acusada en este sentido de excesiva. No conozco la novela en la que se basa, pero estoy seguro de que es ahí donde está la narración de la tortura continuada del protagonista. El contenido es el que es y de verdad no creo que Marhoul se haya recreado ni mucho menos al mostrarlo. Es más, con una fotografía en blanco y negro, ha conseguido una belleza plástica continua con imágenes tan impactantes como la del pájaro que da título a la cinta o los muertos alrededor de la vía del tren. También esa belleza se le ha echado en cara.

Lo único que a mi me hace más difícil entrar es precisamente la distancia que toma el director sobre lo que narra. No hay ninguna posición, nada emocional. Sólo mostrar. Precisamente eso y su excelente producción son lo que hacen de El pájaro pintado una película importante. Hay cosas que cuesta más recordar. Tal vez el nivel de realidad sea excesivo para nuestra mentalidad actual, pero a lo mejor entonces el problema no está en la película.

Público

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