Documental.
Creo que ya he hablado de este tema otras veces. El cine documental ha cambiado mucho desde que lo que se conocía eran "los documentales de la 2". En serio, más allá de las aventuras de naturaleza de Félix Rodríguez de la Fuente y otros de carácter cultural o político, no existían en el género proyectos esencialmente narrativos.
Desde hace unos años, el género documental es sólo otra forma de contar, que como material, utiliza la verdad. Es cierto que se admite cierta ficcionalización, cierto nivel de artificiosidad, pero eso no convierte los resultados en cuestionables siempre que el comportamiento sea honesto. Y ya, a partir de aquí podría haber un debate, que puede extenderse en cada caso concreto, sobre la posibilidad de manipulación.
El caso es que el género documental se ha convertido en un campo apasionante que, en este año, nos ha ofrecido tres películas tan apasionantes como El año del descubrimiento, Collective y esta, El disidente.
La historia sobre la que trabaja en esta ocasión Bryan Fogel es el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, en el año 2018. Las últimas imágenes de la víctima, lo localizaban entrando en el Consulado de Arabia Saudí en Turquía. Desapareció allí. Las autoridades árabes comenzaron negando cualquier implicación para, días después, reconocer que podía haber fallecido accidentalmente.
Khasoggi había sido un hombre de prensa vinculado al príncipe Mohammad bin Salman cuando parecía que iba a ser el artífice de cambios que llevarían a la apertura de libertades en su país. No fue así. Y la decepción le llevó a exiliarse, dejando atrás patria y familia.
Las cosas se complican cuando entra en contacto con verdaderos disidentes políticos y su implicación en la lucha se une a su creciente reconocimiento a nivel internacional. A partir de ahí se convierte en un enemigo a batir.
Volviendo a las tres películas que cité anteriormente, cabe señalar que dentro del género, existen multitud de estilos, cada director es un verdadero creador. López Carrasco ( El año del descubrimiento ) opta siempre por el elemento humano y la creación de un magma que transmite una geografía moral y social. Collective es casi una historia que podrían haber rodado Pakula o Lumet.
Fogel es el que opta posiblemente por una opción más periodística, y lo hace con una gran profusión de material pero también creando elementos tan fantásticos como los que ilustran las explicaciones sobre la batalla en las redes, y consiguen darle una dimensión nueva y supranacional, a una batalla que se abre totalmente, confundiendo lo institucional con lo particular.
El resultado es una propuesta tan apasionante, brillante y ágil como hipnótica desde el punto de vista visual. Y también, volvemos a la esencia del género, una bofetada de verdad para todos. Si lo ocurrido es increíble, posiblemente sean aun más increíbles las consecuencias. No vamos a cambiar el mundo, pero es muy importante para que sea posible, que lo conozcamos.
Agradezcamos a los que luchan y agradezcamos a quienes se atreven a contarlo.
Público
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