CINE: EL AÑO DEL DESCUBRIMIENTO de Luis López Carrasco

 

España 2020

Documental.

Hace unos años, descubrí por casualidad una magnífica película extraña, se llamaba El Futuro. Era una especie de documental ficcionado que transcurría en una fiesta nocturna donde se juntaban un tropel de jóvenes modernos. Era un cuadro en movimiento sobre una libertad recién conquistada y todavía no comprendida. Todo terminaba con un mazazo en forma de imágenes mudas. 

Era una obra que conseguía generar una textura de sensaciones tan potente que todo era verdad. Y sorprendía la inteligencia de su construcción.

El año del descubrimiento, no sólo consolida cualquier expectativa que hubiésemos puesto en Luis López Carrasco, sino que avanzamos aun más hacia una obra que, dentro del mismo género, roza lo monumental. Por su atrevimiento, más de tres horas de duración, y por su ambición, en pluralidad de temas y personajes.

El centro es el año 92. España se presentaba ante el mundo a través de las Olimpiadas en Barcelona y la Expo de Sevilla. Pero detrás de esa fachada, no todo era tan luminoso. En Cartagena, la reconversión industrial producía una serie de manifestaciones como respuesta a cierres y despidos, que terminaban la quema del edificio de la Asamblea Regional.

La historia a la que se enfrenta el director, y aquí entra la ambición, es grande: hablar del movimiento obrero, de una clase social que ya casi ha quedado escondida frente a las aspiraciones de muchos de sus miembros para acceder a la comodidad de la clase media, del movimiento sindical, en definitiva de seres humanos que tienen que jugar con las cartas que le han tocado, que son la muestra de las injusticias que supone la providencia. Personas que lucharon y se comprometieron por algo que iba más allá de sus individualidades.

López Carrasco se enfrenta a ello con un artefacto narrativo magnífico. En lo que se refiere a contenido, la primera elección, muy acertada, es centrar toda la película en un bar, en nuestro país un ágora donde se cuentan, se discute.... ahí es donde tienen lugar conversaciones y monólogos a dos niveles. Por un lado, están todos aquellos que vivieron aquellos sucesos, que recuerdan con nostalgia y con orgullo. y que ven con cierta decepción, cual ha sido la continuidad del mundo que lucharon por crear. Por otro, un grupo de jóvenes, hablan sobre su visión del mundo que les ha tocado, de sus expectativas, de si la lucha sigue mereciendo la pena.... también se habla de la importancia de la educación, de la conciencia ante el medio ambiente, de muchas otras cosas...

Se habla desde una postura de izquierdas, desde la necesidad de ejercer como contrapeso de un capitalismo extremo. Es precisamente desde ese equilibrio desde el que creo que hay que entenderlo, más allá que desde posturas políticas que son sólo formatos que pueden llegar incluso a banalizar verdades mucho más importantes.

Por lo que se refiere a la forma de poner todo esto en imágenes, López Carrasco utiliza los primeros planos de forma continua pero se inventa una pantalla partida que da otro sentido al contraplano, que completa el conjunto o que sirve como tablón informativo.

El año del descubrimiento es también, o sobre todo, una película sobre el paso del tiempo, sobre lo que ocurrió y como afecta a lo que está ocurriendo, sobre lo que son sueños y lo que son esperanzas, y desengaños, y como se enderezan o se tuercen los caminos. Y el material que utiliza para contarlo es la verdad.

Lopez Carrasco ha hecho una película importante, muy importante, tanto desde el punto de vista cinematográfico, como desde el ideológico y el histórico. Es una pieza clave en el desarrollo del género documental como otra forma de narrar. Sin duda una inesperada obra maestra contundente. Grande. Y, extrañamente apasionante, aunque sólo cuente con palabras, o precisamente por ello, porque son palabras ciertas, pronunciadas desde el corazón y contadas desde la inteligencia y el alma.

Público 

 ambición, 

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