Sheri Cole. Robbie Gee. Jonathan Jules. Elliot Edusah. Fumilayo Brown. Ashley McGuire. Asad Sherref. Leah Walker. Johann Myers. Louis J Rhone. Riley Borgin. Zakyyah Deen. Khali Best
Continua la propuesta de Steve McQueen de hacer una crónica sobre la vida de la comunidad de color en Inglaterra entre las décadas de los sesenta a los ochenta.
En este caso, la narrativa está basada en un personaje real que desconocía. Alex Wheatley es un escritor de literatura juvenil, muy reconocido, que en su día participó y llegó a estar encarcelado, por su participación en disturbios callejeros de carácter político.
La cinta se centra en contar sus inicios, desde que vivía en un orfanato de acogida hasta que decidió ser escritor. No es fácil hacer un resumen de tanto en poco más de una hora y sin embargo, McQueen firma a mi entender uno de los mejores capítulos de Small Axe y también posiblemente el más anárquico.
La decisión es la de trabajar sobre momentos cruciales, su debilidad infantil, su llegada a Londres y un aprendizaje que nos recuerda al del buen salvaje, sus comienzos y su actitud frente a la delincuencia y el activismo, su temporada en la cárcel, lugar donde conoció a su maestro de lectura y dio ese paso que le abriría nuevos horizontes. Una historia en definitiva no tanto de redención como de la elección del camino adecuado, una forma de rebelión frente al sistema que parece otorgarles el espacio de la delincuencia como su única esperanza de supervivencia.
Todo ello está contado con dos herramientas que lo hacen más singgular: por un lado la música como motor, como seña de identidad ( algo que parece presente en todos los capítulos de esta serie, y donde tengo la sensación de perderme parte de su significado ) y por otro, una libertad absoluta. Esto último le permite escribir su película de una forma ágil, con voz en off, retazos de recuerdos, e incluso un duro intermedio en blanco y negro y con montaje fotográfico para mostrarnos una de las grandes tragedias que esta comunidad vivió con un incendio que terminó con la vida de trece jóvenes.
McQueen está escribiendo y rodando sobre alguien a quien respeta y admira, eso está claro. Quizás sea esa la causa de que consiga que esos episodios ( que no aparecen como tal ya que están perfectamente mezclados y enlazados ) tengan esa densidad. Tengo la constante sensación de cercanía y trascendencia, también de hermosa simplicidad. Con eso consigue transmitirnos que esa historia personal es una gran historia.
La crónica sigue pues. Una comunidad, una sociedad de la que no consigue formar parte y de la que recibe grandes dosis de violencia. Seres humanos, individuales, que consiguen superar esas barreras y llegar lejos, pero que no olvidan su origen y su responsabilidad.
Una vez más, cine político desde lo que de verdad debería de ser lo más importante: los seres humanos.
Público
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