TEATRO: MARAT- SADE de Peter Weiss

 

Director.-

Luis Luque

Intérpretes.-

Francisco Boira. Emilio Buale. Itziar Castro. Juan Codina. Nacho Fresneda. Marta Lobillo. Juando Martínez. Eduardo Mayo. Adrián Navas. Pepe Ocio. Andrés Picazo. Julia Rubio. Ana Rujan.

Marat Sade es una obra que tenía muchas ganas de conocer. De hecho, nunca la leí ya que tenía la sensación de que era un texto muy vinculado a la puesta en escena. Por fin ayer, en el Matadero, cumplí con esta cuenta pendiente. 

No me sorprendió el hecho de que ya no sorprenda. No es ya vanguardia y por supuesto, el escándalo que pudo producir en su momento, ya no tiene lugar. Recuerdo referencias al Teatro de la Crueldad como esa agresión para sacudir al espectador y sacarlo de su zona de confort. Esa experiencia ahora no se produce.

Pero no es negativo. Queda un texto muy interesante que propone un debate entre las diferentes formas de afrontar y entender la justicia y la libertad. El valor del individuo como su propio dios, que defiende el Marques de Sade frente al derecho al sacrificio de algunos por el bien común, que encarna el ideario de Marat. Y, sobre todo, proporciona material muy rico para un buen espectáculo teatral.

Luis Luque lo entiende así. En ningún caso sacrifica el texto, pero sí apuesta claramente por el espectáculo. Rechaza, eso sí, cualquier referencia histórica y juega con un escenario casi vacío y un vestuario anacrónico. Convierte partes del texto en canciones y los ofrece con música en directo ( con una sonoridad a veces excesiva o no bien controlada ). Coreografía a todo el grupo de actores, consiguiendo en su movimiento una de las mejores bazas de la representación, gracias a un elenco plural y totalmente entregado.

El resultado es muy atractivo. Ágil y vistoso. Hay muy buenas ideas. Quizás su mayor problema es que el espectáculo se coma a veces la narración, aunque esta esté presente gracias a las fantásticas interpretaciones de Nacho Fresneda y, sobre todo, Juan Codina, cuyo discurso político es uno de los mejores momentos de la obra. 

De todas maneras, siento cierta distancia. Admiro y disfruto, pero no consigo hacerlo desde dentro, involucrarme. Es extraño que una pieza que se pone en pie con el objetivo de traerla al público de hoy en día, a mi me produzca la sensación de una pieza de museo. Debe de ser la edad, los jóvenes entre el público parecían aplaudir mucho más que yo. Así son las cosas. Pero merece la pena, este Marat Sade es sin duda un buen espectáculo a partir de un buen texto. Merece la pena.

Público

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