CINE: EL LAGO DEL GANSO SALVAJE de Diao Yinan

 

China 2019

Gwei Lun Mei. Hu Ge. Liao Fan. Regina Wan. Seng Mei Huizr. Qi Dao.

Seguimos recuperándonos de un año que nos puso patas arriba la exhibición cinematográfica. Buscando aquellos estrenos que llegaron en semanas previas al confinamiento y quedaron sepultadas por la incertidumbre, el miedo, la sorpresa.... ¿ quien estaba entonces para pensar en cine?.

Pero las cosas han cambiado lo suficiente en los últimos años, y las plataformas, que han pasado de enemigas a aliadas del cinéfilo, nos permiten un rápido repaso para, por lo menos, poder ver aquellas que nos interesaban más.

Black Coal, la cinta anterior de Diao Yinan fue premiada con el Oro de Oro del Festival de Berlín. Si sorprendió la elección fue porque, frente a la búsqueda de identidad de otros cineastas chinos, o su empeño en recobrar su historia real, aquí lo que se nops proponía era una obra de género negro, con una asumida fascinación por los modelos clásicos, aunque, eso sí, teniendo como fondo la China actual.

El lago del ganso salvaje avanza sobre ese camino. Cine negro de nuevo, con una base de la trama que queda pronto enunciada: la caza del hombre, por supuesto ayudado por una mujer en su huida A partir de ahí, se desarrollarán diferentes giros, entre violencia y traiciones, de una dureza seca y brillante. 

Si bien tengo en algún punto mínimo ´problemas con seguir exactamente la trama, lo importante de esta propuesta son otras cosas:

Por un lado, siguen utilizándose las referencias clásicas, pero esta vez se han estilizado al máximo, quedándose en lo esencial ( lo que tal vez tiene como consecuencia cierta dificultad narrativa ). Cada personaje podría estar definido con una palabra reconocible para todos los amantes del género, y también cada capítulo, podría titularse. Es un catálogo, un compendio bien equilibrado. Roza en ocasiones la abstracción.

El director decide que la historia se cuente sólo en imágenes, y en este sentido, desde el primer encuentro en la estación, consigue crear una caligrafía fascinante, de colores salvajes y formas flexibles, con hallazgos tan sorprendentes como el del paraguas como arma mortal, y siempre en un tono alucinado que parece situarnos en un paisaje de pesadilla.

Pero además, Diao Yinan, en su clasicismo inspirador, sabe que el buen cine negro, es muchas veces cine social, al dibujar el escenario donde deben desarrollarse las miserias de sus personajes. En este sentido, nos ofrece China como un lugar casi podrido, donde la belleza es prostitución y la traición una forma de vida. Entre calles laberínticas, garitos sucios, noches en que ni la oscuridad es limpia, sus personajes buscan algo tan sencillo como sobrevivir.

Sólo el último plano, que no contaré para no hacer spoiler, ofrece un aire de humanidad, de aire fresco. Que les vaya bien.

Público           

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