CINE: COLLECTIVE de Alexander Nanau

 

Rumanía 2019

Documental.

Hay muchas preguntas, siempre, a la hora de juzgar un documental. Posiblemente la primera sea que hay de realidad captada como tal y que de ficcionado, también ( y esto es una duda personal ) como se tuvo la previsión de filmar algunos de los episodios que luego adquieren el carácter de relevantes con respecto a la historia que se cuenta, o bajo que condiciones algunas personas aceptan ser grabadas.

En cualquier caso, lo que está claro es que el género documental es ya una forma más de narración que, tras mucho tiempo y el esfuerzo de importantes creadores, se ha consolidado.

No sé si es aventurado decir que su objetivo de denuncia es lo que los impulsa en la mayoría de los casos, pero es cierto que son muchos los que toman esta dirección. Que duda cabe que nada impacta tanto como la verdad. Collective pertenece a este grupo.

En octubre de 2015 tuvo lugar un terrible incendio durante un concierto en el Club Colectiv, en Bucarest. Hubo muchos muertos, pero también muchos heridos que fallecieron posteriormente en los hospitales donde se les ingresó. 

El suceso provocó la dimisión del gobierno ya que, entre otras cosas, el local carecía de salidas de seguridad, pero además abrió una investigación por parte de un periódico con respecto a lo ocurrido en los centros sanitarios. Lo que comienza siendo una denuncia por la disolución excesiva de los desinfectantes que se utilizan en las clínicas y en especial en los quirófanos, termina destapando la corrupción absoluta del sistema sanitario. 

Nanau no escatima la crudeza de la realidad. Hay alguna imagen que no es fácil soportar y declaraciones sobre prácticas que rebasan lo aceptable para cualquier ser humano. Además toma otras decisiones de dramatización muy personales y que considero acertadas:

Por un lado, la historia se centra en dos personajes principales, el periodista que decide ahondar en el caso y seguir adelante, y por otro en un nuevo Ministro de Sanidad que encarna al hombre bueno dispuesto a cambiar las cosas aunque eso suponga jugarse su carrera. 

Por otro, esta historia se cruza en algunos momentos con la de una superviviente gravemente dañada por el incendio y su transformación artística en un icono de la belleza en el horror, de la supervivencia infinita. Quizás esta sea la decisión más cuestionable ya que, a medida que se desarrolla la narración y se van abriendo nuevas puertas, el conflicto tiene un alcance más amplio en el que el suceso de Colectiv ha sido sólo el catalizador. El protagonismo es más amplio y esta línea podría tacharse de manipulación emocional. No me importa, creo que esta mujer se merece eso y más, que los muertos allí merecen el homenaje, y que sus apariciones aportan un cálida y extraña poesía a un producto de extremado rigor realista.

La película, se sigue con la pasión que podían generar cintas como Spotlight o Todos los hombres del presidente. Incluso parece inspirada en ellas. Pero esta vez lo que ocurre es verdad. Terrible y cierto. Aunque la compasión sea uno de los sentimientos que nos hacen más humanos, al final no nos va a quedar más remedio que reconocer que los malos existen, que la avaricia pone precios muy bajos a la vida humana. Y que indiferencia puede ser tan mortal como cualquier bacteria. Contra esa indiferencia se levantan películas como estas, el cine de nuevo, y el cine documental en concreto, ocupando una misión necesaria y que siempre debemos impulsar.

Público

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