TEATRO: MACBETH de William Shakespeare

 

Director.-

Gerardo Vera/ Alfredo Sanzol

Intérpretes.-

Carlos Hipólito. Marta Poveda. Jorge Kent. Agus Ruiz. Mapi Sagaseta. Alejandro Chaparro. Fran Leal. Borja Luna. Markos Marín. Alvaro Quintana. Chema Ruiz. Fernando Sainz de la Maza.

Producción del Centro Dramático Nacional.

¿ Cuantas veces puede escucharse la misma historia y que siga sorprendiéndonos? ¿ cuantos Macbeth, Hamlet, Lear.... podemos absorber? . No sé porqué pero creo que la pieza escocesa es la que más conozco de Shakespeare, la que he visto más veces representada.

Desde la fallida versión de Rigola que daba un mayor protagonismo a Lady Macbeth, la interesante propuesta de La Pensión de las Pulgas, los hologramas de Helena Pimenta, tengo que decir que mi favorita ha sido la despejada propuesta que hace unos años trajo a Madrid la compañía inglesa Cheek by Jowl. Peor recuerdo guardo de la representación de la ópera que el propio Vera dirigió para el Real. 

Ahora pues, otro Macbeth, con el  sentimiento de homenaje, ya que su dirección, comenzada por Vera terminó en Sanzol.

Lo primero que hay que destacar es la limpia versión de José Luis Collado. Toma de la película de Justin Kurzel la idea inicial de la pérdida de un hijo por parte de la pareja protagonista, como si ese hubiese sido el origen del veneno que les consume. No es una mala sugerencia que quizás ayuda a hacerlos más humanos. A partir de ahí, el texto está perfectamente podado para que la narración fluya como una historia de acción, sin perder la belleza de las palabras y la sensibilidad de las reflexiones. Quizás el mayor atrevimiento sea la sustitución de las tres brujas por una mujer oscura,  pero es algo práctico y está muy bien resuelto.

Por lo que respecta a la propuesta escénica, contundente es la palabra más adecuada. Torres y palacios se cambian por una estructura metálica que oprime y que, incluso cuando se mueve, deja poco espacio a la luz. Los ropajes de época son aquí un vestuario gris, negro, con algún atisbo de color siempre triste. La iluminación excelente, consigue brillos en la penumbra, siempre rojo y negro, y el sonido se intercala con canciones evocadoras y música agresiva. A esta sensación de agresión y de fuerza contribuye el constante movimiento de los personajes en el escenario y sus viajes circulares.

Lo que se ofrece es un espectáculo, un gran espectáculo,  alrededor del mal, de la muerte, del dolor. Esa es la parte de Macbeth en la Vera ( seguramente la decisión es inicial ) decide centrarse, en el hombre que ha matado el sueño convirtiendo el mundo que le rodea, su reino, en un cementerio de sombras. Para ello, se conjugan a la perfección todos los elementos que una gran producción puede manejar, y se hace con maestría.

Un matiz: he leído continuadas alabanzas a Carlos Hipólito. Nada que objetar a la corrección de su interpretación, sin duda un muy buen ejercicio. Pero personalmente creo que le falta personalidad. Algo que sí tiene la actuación de Marta Poveda. Como me gusta esta chica. Sé que las comparaciones pocas veces son justas pero no puede dejar de recordarme a la Ana Marzoa de otros tiempos, también una actriz de voz singular que se prodigó sobre todo en el teatro, donde hizo de todo y todo bien ( ¿alguien sabe donde anda?).

Estoy de acuerdo en que quizás la velocidad y la acción constante que se imprime a la representación puede hacer que se eche de menos cierta sutileza, que apabulle, pero lo cierto es que, sin duda, este es un Macbeth importante. Una de las versiones que recordaremos por su impacto visual y sonoro y su buen hacer teatral. De las  que justifican una más y consigue que aquello que nos han contado tantas veces, nos ofrezca algo diferente.

No podía evitar tener la sensación de que volvían otros tiempos, gran producción, elenco numeroso, teatro lleno ( con los límites de aforo). Una oportunidad para recordar que la cultura es una de las cosas más importantes a recuperar cuando esto termine.

Público



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