Luca Martinelli. Carlo Cecchi. Jessica Cressy. Denise Sardisco. vincenzo Nemolato. Carmen Pommella. Autilia Ranieri. Marco Leonant. Savino Parapella. Elisabetta Valgoi. Pietro Ragusa. Giustiniano Alpi. Anna Patierno. Vincenza Modica. Gaetano Bruno
Jack London escribía, sobre todo, novelas de aventureros. Y sin duda uno de ellos es Martin Eden, aunque abandone el mar; es un marinero en tierra, abierto a otro tipo de aventuras. La suya será la aventura del conocimiento, una mucho más profunda porque se desarrolla principalmente en su interior, una epopeya que le llevará, desde la búsqueda ingenua de un camino a la emulación de otros, a descubrir su propia conciencia y, desde su capacidad de percibir y transmitir la realidad, a convertirse casi en la conciencia de una sociedad.
Apasionante propuesta, el guion consigue mostrar esta transformación interior y trasladarla al tiempo que nos cuenta los sucesos que la van conformando, con una narración depurada y en apariencia tan simple como precisa. En ese camino, Martin descubrirá la injusticia y la realidad, cuestionará los dogmas y tendrá que enfrentarse a su propia cuota de miseria, conocerá la solidaridad de los desfavorecidos y la culpa y el arrepentimiento.
En hacer creíble esa transformación, tiene mucho que ver la magnífica interpretación de Luca Martinelli, una mirada y una sonrisa que van desde la inocencia del niño perdido a la rabia del adulto, desde la felicidad al desengaño, desde el ansia a la conciencia. Él es la columna vertebral del proyecto.
Lo que nos propone Marcello es también una aventura cinematográfica. Pero para ello, es necesario que el espectador le conceda la libertad que se ha tomado. Así, Martin Eden es un collage tan plural como sorprendente, capaz de mezclar imágenes de diferentes procedencias y texturas, y de moverse estéticamente en un contexto histórico híbrido, pero en cualquier caso, anacrónico dentro del academicismo del cine histórico. Igual que ocurría con En tránsito de Petzold, las imágenes del contesto actual otorgan a la narración una vigencia universal en el tiempo, llevándonos a la reflexión sobre la Europa actual y la verdadera evolución desde entonces.
Al mismo tiempo, el director parece rendir un homenaje al cine clásico italiano, con los planos frontales de Pasolinni, la decadencia aristocrática de Visconti, el neorealismo.... Martin Eden, formalmente, es un contenedor apabullante, rico y generoso, que nos lleva con él de principio a fin si aceptamos su juego.
Es cine muy cine. Una forma inteligente, libre e inteligente de adaptar material venido de otra fuente, y es también cine para la reflexión, en un momento en el que a todos nos convendría replantearnos nuestra existencia.
Una experiencia gozosa visualmente y un puñetazo en el corazón.
Público
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