CINE: BEGINNING de Dea Kulumbegushvili

 

Georgia 2020

Ia Sukhitashvili. Kakha Kintsureshvili. Rati Oneli. Saba Gogichaishvili

Un día después de haber visto Beginning sigo atrapado por su historia y por su caligrafía.

Pocas películas conozco tan áridas en su forma de contar, tan difíciles y tan exigentes. A fin de cuentas, se trata de una historia aterradora de miedo y violencia, por mucho que se desarrolle casi en silencio. Y la directora, sin duda, decide colocar al espectador en una situación similar a la de la protagonista.

Largos planos fijos, encuadres que dejan fuera de campo gran parte de la acción, complejidad para entrar en el principio de cada una de las escenas que la componen... una apuesta radical que nos sitúa en una posición constante de inseguridad y que consigue generarme, al menos a mi, un estado de tensión e inquietud que se extiende durante las dos horas del metraje.

Uno de los logros de la autora es hacer esto con una belleza formal delicada, casi pictórica, e ir envolviéndonos en la trama, en apariencia casi inexistente, hasta apasionarnos con lo que está ocurriendo.

La historia es la de una mujer, esposa del pastor de una comunidad religiosa minoritaria y agredida, en una pequeña ciudad del país. Una mujer a la que suponemos un pasado con inquietudes artísticas y que, en este momento, vive atada a la necesidad de sobreproteger a su hijo y conseguir una existencia soportable, siendo foco de la violencia que genera la posición  de su marido. Pero la visión es más amplia y la violencia más global. También él la posee como si fuese un objeto, la ama posiblemente pero con un mal amor. Y todos los hombres que la rodean, aunque sólo sea la aparición de una mano en el asiento del autobús son una amenaza. También le sucedió a su madre, y posiblemente le ocurra a su hermana. Aceptarlo o no, será una forma de vivir. Con respecto al encuentro con su madre, no me resisto a citar la sorpresa de, en medio de la oscuridad, encontrar ternura en la narración que esta le hace a su hija de un episodio ocurrido cuando ella era sólo un bebé, como conseguir esa profundidad emocional es algo parecido a la magia.

El enfoque es realista. Como siempre, lo cotidiano es el escenario más sofocante para contar el horror. Aquí, hasta que estalla y se hace obvio, está presente en cada fotograma. Siendo muy diferentes, no puedo evitar emparentar esta película con la reciente Nunca, casi nunca, a veces, siempre. Las dos hablan de esa violencia contra la mujer, brutal y desgarradora, y las dos la sitúan muy cerca. Me revuelve el feminismo infantil que encontramos tantas veces a nuestro alrededor cuando la tragedia está a dos pasos. Esa necesidad de imponerse, ese derecho atávico, golpea incluso a aquellos hombres que lo ejercen a pesar de encontrar en su interior algo que les hace decir "lo siento", como al monstruo más aterrador de esta cinta.

La base de la religión, presente de forma directa, aunque creo que esta cinta va más allá de la crítica a los fanatismos, parece decirnos que quizás el sacrificio, que no venganza,  sea la única manera forma de terminar con la maldición eterna de Eva. 

No sería justo no otorgar gran parte del mérito de que Beginning consiga golpearnos a la interpretación minuciosa y entregada de esta actriz de apellido imposible, Ia Sukhitashvili. Ella es la columna vertebral y carga con todo el peso de la historia.       

Beginning es un cine comprometido con lo que quiere contar, pero también con el arte. Es una creación, como ya he dicho, radical, que sorprende por su atrevimiento y coherencia, al conocer que es la primera película de su autora. Trabaja para impactarnos, afectarnos, y lo consigue. Somos parte de la experiencia, que convierte la sala, de nuevo, en un lugar casi sagrado. Una ceremonia que, en tiempos como los que vivimos, adquiere una importancia todavía mayor.

Público   

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