CINE: SONG TO SONG de Terence Malick

 

USA 2017

Michael Fassbender. Ryan Gosling. Rooney Mara. Natalie Portman. Cate Blanchett. Val Kilmer. Trevante Rhodes. Florence Welch. Angela Bettis. Iggy Pop. Patti Smith. Flea. Holly Hunter. Olivia Grace Applegate.

Hace unos días, comentaba aquí otra película de Malick, Knight of Cups, de 2015, recuperada como consecuencia de la falta de estrenos de este mes de septiembre. Parece ser que la pandemia está haciendo que se tire de cintas relegadas en su momento al olvido, para darles la oportunidad que no tuvieron entonces . Que duda cabe que la razón por la que no tuvieron una carrera comercial , era por su singularidad. Eso no ha cambiado y tampoco ahora van a ser blockbusters. Pero en cualquier caso, en ocasiones son gozosos descubrimientos.

No entiendo muy bien las reacciones que genera Malick. Algunas de sus películas como To the wonder llegan a pesar de las críticas, otras como La delgada línea roja o El nuevo mundo, son casi cintas de culto. Y no digamos ya El árbol de la vida, su cinta estrella.

 Y sin embargo, las dos que he visto esta semana son consideradas por muchos fracasos pedantes, masturbaciones de director engreído con afán de  trascendencia..... Pero si Malick es siempre Malick¡. Por supuesto algunas de sus propuestas son mejores que otras, pero su búsqueda interior y su caligrafía, aspectos tan criticados y que son sus señas de identidad, están en todas sus obras.

De hecho, Song to song casi podría componer un díptico con Knight of cups. Haberlas visto tan cercanas es una suerte y les da una perspectiva muy interesante.

Ambas hablan de la necesidad de redención, de aquellos que han confundido el camino o se han dejado llevar por el brillo de lo superficial, la creación de emociones artificiales, la necesidad de llenar algo cuando lo que hacen no es más que ahondar en el vacío.... en este caso, la composición se centra en cuatro personajes, dos triángulos amorosos, con mucho de engaño, mucho de desesperación, pero también esperanza. 

Centrado en este caso en la industria de la música ( donde de nuevo encontramos el derroche que el mundo del cine proporcionaba en Knight of cups ) , permite, con una banda sonora plural y casi siempre presente, una hermosa metáfora que va diluyéndose a medida que avanza la narración: la diferencia entre el ruido y la melodía, que también es la diferencia entre la reflexión y el atragantamiento. La vida contemplada, vivida, y la vida quemada.

Como dije antes, Malick siempre es Malick, y una vez más está su cámara fluctuante y sus encuadres deformados, su acumulación de escenas y miradas, esa voz en off que siempre narra sobre la distancia, la mezcla de tiempos en imágenes que remiten a si misma. Una forma de narrar que se construye con el espectador. En definitiva, el cine como una experiencia sensitiva con mucho de belleza y como ejercicio intelectual.

Personalmente me siento muy cercano a este director. Me gusta ese pensamiento que puede parecer ingenuo. Creo en la sencillez como un regreso al lugar que nunca debimos abandonar. En el bien como máxima aspiración. Y en la búsqueda del alma.

Ya lo comenté en la anterior entrada que le dediqué: poner eso en carrera cinematográfica no es fácil. Yo me siento muy cómodo a su lado.

Espero, pronto, la recuperación de Vida oculta, recién estrenada cuando tuvimos que encerrarnos. Posiblemente será otra ocasión para disfrutar, y cerrar el ciclo de toda su obra hasta ahora.

Público 

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