CINE: ANE de David P. Sañudo


 España 2020

Patricia López Arnáiz. Mikel Losada. Jane Laspiur. Aia Kruse. Luis Callejo. Nagore Aramburu. Gorka Aguinagalde. Fernando Arbizu. David Blanka. Iñaki Ardanez

Ane es una película hablada en vasco, y el núcleo de la trama, se sitúa en los jóvenes cachorros de ETA, sin embargo, uno de los aspectos a agradecer al guion es la ausencia de ninguna referencia política. La historia que nos cuenta es universal y tiene vocación de serlo, eliminando cualquier localismo.

Además, tampoco en la descripción de sus personajes se ha ido a lo fácil: Lide, la madre protagonista, es una mujer excesiva que en principio provoca todo menos empatía, tampoco su marido, su hija o el resto de los figurantes salen mejor parados. En general, Ane no es una propuesta fácil, lo que la hace más interesante y más lograda.

Patricia López Arnaiz interpreta, y muy bien, a una vigilante de seguridad que, separada de su pareja, vive con su hija. Cuando esta no regresa a casa una noche y la ausencia se prolonga, la búsqueda le llevará a descubrir la distancia que existe entre ambas. El soporte de la reacción militante ante una expropiación para construir el tren de alta velocidad está perfectamente encajado para crear una narrativa coherente.

Ane es pues una historia bien contada, muy bien contada, pero sobre todo, es un relato íntimo de vidas cotidianas que se ven agitadas por el exterior. Vidas pequeñas pero, como cualquiera, llenas de sentimientos, de contradicciones y de amores desorientados. Sañudo es muy bueno con la cámara, su caligrafía es importante, cuidada y original, pero sobre todo, se eleva cuando se acerca más y capta esos detalles delicados de las relaciones entre sus personajes, retratando su humanidad.

Comparto esas miradas en que se buscan, esos momentos en que, casi sin darse cuenta, intentan entenderse y asumir las ideas de la otra, y, sobre todo, comparto absolutamente la incertidumbre de ese atrevido y doloroso final.  

Me gusta mucho Ane. Hace ya mucho que las óperas primas dejaron de ser obras voluntaristas, pero no es fácil alcanzar la maestría de este director. Medido, riguroso en el uso de elementos siempre al servicio de la historia que cuenta y consciente de que se puede entretener e involucrar, crear tensión y emoción.

No está teniendo suerte en taquilla, me temo. Espero que sea uno de esos casos en que los Goya elijan bien y sirvan para darle la segunda vida que sin duda se merece.

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