Literatura Random House
220 páginas
Disponible en ebook.
La relación de un lector con un libro es algo siempre personal. Confluyen circunstancias externas que afectan a la lectura, la atención.... también internas, situación anímica, receptividad hacia el tema tratado... infinitas, en definitiva.
Esto, que podría sonar a innecesaria disculpa, me sirve para explicar la situación en la que a veces me encuentro, como en este caso con Los chicos de la Nickel, obras en las que no encuentro nada negativo, incluso encuentro virtudes destacables, pero de los que no consigo disfrutar.
Premio Pulitzer ( segundo de su autor ) esta novela se basa en un hecho real, el descubrimiento de una fosa común con cadáveres de estudiantes, en la cercanía de un correccional. Hay mucho material relacionado con los abusos que, en este tipo de centros, sufrían menores a los que nadie esperaba en el exterior, la mortalidad y el entierro clandestino es sólo un escalón más en la barbarie.
Whitehead incorpora esta dinámica a la agresión racial, y lo centra en la historia de un muchacho de color, realmente dos, que por un accidente absurdo, termina teniendo que sufrir condena en uno de esos lugares, la Nickel.
El autor hace una descripción precisa del lugar y de los sucesos, y es de agradecer que, en ningún caso, abusa de la reiteración ni utiliza la sordidez. Pero además extiende la historia a la infancia, previa al internamiento, y al tiempo posterior, de recuerdo y de reconocimiento. Lo puntúa con discursos de Martin Luther King y con relatos y apuntes de segregación y de lucha por la libertad en diversas ciudades americanas.
Posiblemente sean muchas cosas. Y posiblemente, en poco más de doscientas páginas, no es posible desarrollarlas con cierta profundidad para producir implicación. Es un problema personal como decía al principio, porque narrativamente me parece un muy buen trabajo, estructurado con sabiduría desde el aliento clásico para contar. Pero me quedo lejos.
Cuando esto ocurre cierto cierta desconcierto, me molesta no llegar, no poder disfrutar algo que, seguro, es disfrutable. Una pena.
Público
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