Usa 2015
Christian Bale. Cate Blanchet. Natalie Portman. Wes Bentley. Brian Denehhy. Frida Pinto.
El cine de Terence Malick parece encontrarse siempre más en
una dimensión espiritual que terrenal, por eso el texto es en muchas ocasiones
una voz en off, o varias como en este caso, desde el interior de los
personajes, desde la memoria que ha permitido la reflexión. Malick habla, y
busca contar, la trascendencia del ser humano, dar entidad a su paso por este
mundo y constatar, casi filmar, esa deidad que dirige nuestros destinos
encaminándonos hacia el bien. El discurso del director es siempre profundamente
humanista, el opuesto al hombre lobo de Hobbes.
Comulgo de alguna manera con su pensamiento, pero no es
fácil convertirlo en la base de una carrera cinematográfica.
Estos tiempos tan extraños han llevado a los distribuidores
a reservar sus mejores estrenos no se muy bien para cuando. Esto hace que
hayamos comenzado la temporada con pocas novedades reseñables y con la
resurrección de algunas películas que, en su momento, no se consideraron dignas
de estreno. Ocurrió con la alabada Under the skin. Ahora, también con años de
retraso, podemos ver Knight of Cups, una cinta de Malick a la que creo que
seguirán otras. Bienvenida sea.
Es esta una película muy Malick. Todo lo que he comentado
anteriormente se presenta de forma contundente: apenas hay palabras en directo,
las imágenes son conjuntos en apariencia deslavazados que encajan como un
puzzle incompleto, todo parece tener la distancia de la observación, como si
fuese sólo un conjunto de recuerdos fragmentados de su protagonista…. Aun así,
puede extraerse una línea narrativa.
El personaje que interpreta Christian Bale es, al parecer,
un guionista de éxito. Procedente de una familia con fricciones, ha entrado en
una etapa de descontrol apuntalada por diferentes mujeres, una antigua esposa,
varias amantes y una imposible promesa de futuro. Mujeres diferentes que se
corresponden con visiones diferentes del mundo: la filantropía, el arte, el
derroche, el culto a la belleza….. Es un hombre solo, a pesar de la cercanía
con su hermano, un hombre que ve la vida desde la distancia, que la consume sin
ser capaz de extraer lo que le ofrece.
Como decía anteriormente, Malick busca narrar la trascendencia y en este caso utiliza mecanismos que ha utilizado otras veces: la continuidad, teniendo la familia como referente, de ahí esas frases que su padre le dedica y que él dedica a su futuro hijo, una familia como siempre conflictiva pero que perdurará en el tiempo; también la contemplación, la admiración pausada de la belleza como reflejo de la bondad que debe de estar detrás de la creación.
Todo ello convertirá la historia de nuestro protagonista en
una historia de redención. Una vez más, la salvación para el ser humano. Bonita
metáfora la que acompaña el relato, la de ese príncipe que, enviado por su
padre a buscar una perla enterrada en el mar, es embrujado y cae en un profundo
sueño. Quizás sea un sueño el camino recorrido por nuestro protagonista y
quizás de ese sueño despierta al final, cuando contempla el horizonte con otros
ojos.
Knight of Cups es perfecta para quienes disfrutamos con Malick, con sus dudas y sus riesgos, con su necesidad de hacernos partícipes de su fe. Visualmente hermosísima y atrevida, acaricia y regala reflexión con la serenidad y la transparencia que siempre debería de tener la vida
Público
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