CINE: ESTOY PENSANDO EN DEJARLO de Charlie Kaufman

 

USA. 2020

Jessie Buckley. Jesse Plemons. Toni Collette. David Thewlis. Guy Boyd. Colby Minifie. Jason Ralph. Abby Quinn. Tedy Coluca. Ashlyn Alessi.

Netflix.

Buscando paralelismos, que al parecer algunos comentaristas están haciendo, podríamos decir que Kaufman es la versión intimista de Nolan

Ambos deciden navegar al límite de la realidad palpable y coherente, pero si bien uno lo hace como base para la acción y la aventura, el otro lo propone como ejercicio de reflexión, de juego intelectual. Tal vez esto es lo que hace que, frente al éxito masivo del primero, el director de Estoy pensando en dejarlo, se quede arrinconado como creador de culto. 

En ese panorama, el que una plataforma como Netflix haya decidido apostar por él es gratificante.

Estoy pensando en dejarlo podría ser algo así como una película compendio, una obra en la que Kaufman incluye todas sus señas de identidad, para ponernos en las manos un producto netamente Kaufman. No siempre fácil. No siempre brillante. Pero con mucho dentro.

Vamos por partes: en un invierno de estampa, la protagonista inicia un viaje en coche con su novio para conocer a los padres de este. Mientras hablan de poesía, de literatura, de sus recuerdos o de banalidades, ella no puede evitar pensar en terminar con su relación. Desde la llegada a la granja, todo se irá volviendo extraño, cambios de nombre, de tiempo, incluso de pasado y presente de cada personaje, pero todo ello, aceptado por todos con absoluta naturalidad. Mientras, comienza una sensación de inquietud que nos remite a otros filmes del género  de misterio. La tercera parte comenzará con el retorno, y es aquí donde esa inquietud se hace más profunda, donde el extrañamiento es más radical, y donde, al mismo tiempo, parecen aparecer algunas claves para entender la historia, pero que en ningún caso la cierran.

Como decía antes, hay mucho Kaufman aquí, muy radical y atrevido, arriesgado incluso, para plantear por ejemplo esos largos episodios en la oscuridad del automóvil sin más sustento que las palabras. Creo también que las múltiples referencias cultas son personales, parte de su formación y sus preferencias: parecidos en tono con David Lynch o incluso con una película que detesto, Madre; cierto aroma de cine B de terror en el instituto; la crítica de Una mujer bajo influencia; libros, poemas, los musicales..... En este sentido es absolutamente honesta.

Cuando alguien maneja material tan personal, puede sacar lo mejor. La cinta es brillante en muchos aspectos, fundamentalmente  en su forma de guiar nuestras sensaciones, de tristeza, de soledad, de melancolía, y también de miedo, de rechazo en ocasiones. También me atrapa esa textura poética llena de delicadeza y que en ningún momento parece romperse. Y por supuesto, parte de la narración entendido como un alarde de surrealismo.    

Pero una película tan radical también tiene sus inconvenientes. Me gustaría un mayor nivel de comprensión, más pistas, o menos arbitrariedad. No creo ( y es una postura que no me gusta ) que nos encontremos ante uno de esos casos de odio o adoración. Como me ocurría con Tenet, no voy a realizar un ejercicio de introspección en su contenido. Creo que no tiene esa profundidad, y sí mucho de juego, de obra centrada en si misma como podrían ser, por ejemplo ( y salvando las distancias ) las novelas de Agustín Fernández Mallo. También creo que sería injusto tratar a Kaufman de pedante. Es un buen creador, muy bueno a ratos, singular siempre. Un buen narrador de sueños, que en este caso, ha tenido la generosidad de contarnos los suyos.

Público   

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