Mario Casas. Deborah Francois. Celso Bugallo. Raúl Jimenez Pol Monen. Guillermo Plening. María Rodríguez Soto. Gerard Oms
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Que Mario Casas es un buen actor, yo lo descubrí en Grupo 7 de Alberto Rodríguez. Hasta entonces, error por mi parte, lo consideraba un reclamo de adolescentes. Pues no. Es buen actor. Es más, muy buen actor.
En este caso, Torras le regala uno de esos papeles que últimamente acaparaba Luis Tosar , el de psicópata preparado para la maldad, inquietante animal siempre preparado para hacer daño y con una carga de profundidad inimaginable en odio y rencor. Lo más similar que recuerdo es Mientras duermes.
Aquí nos queda claro desde el principio: Angel sufrirá un accidente que, al dejarlo postrado en una silla de ruedas multiplica su necesidad de hacer daño a los demás, pero el mal lo llevaba dentro antes. El personaje es aborrecible en todo momento, es difícil sentir por él un mínimo de simpatía. Y Casas lo borda, lo construye desde el interior, con una contención que sólo asoma a su aterradora mirada, más allá de su esfuerzo físico, su interpretación es tan lograda como honesta.
Con él como columna vertebral, Carles Torras compone un thriller oscuro, claustrofóbico y enfermizo que va subiendo en perversidad hasta llegar a esas escenas de la pareja en sillas de ruedas que roza la sordidez de un Buñuel. Quizás lo único que se le puede echar en cara es que no desarrolle más esa zona final, aunque el epílogo lo redime.
En tiempos de pandemia, cuando necesitamos más que nunca de la cultura para no olvidar quienes somos, es bueno tener otras plataformas para ver cine ya que gran parte de las distribuidoras han decidido, injustamente, cancelar gran parte de sus estrenos importantes. Quien nos lo iba a decir. Pero que sea una suma, nunca una sustitución, por favor.
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