Netflix
Director.-
Paul McGuigan.
Jonny Campbell.
Damon Thomas.
Intérpretes.-
Claes Bang. Dolly Wells. John Heffernan. Joanna Scanlan. Marfydd Clarck. Sacha Dhawan. Mark Gatiss. Jonathan Aris. Clive Russell. Catherine Schell. Nathan Stewart Jarrett. Tim Ingall. Youssef Kerkour. Lujza Richter. Samuel Blenkin. Paul Brennen. Andrew Byron. Phil Dunster
Duración.-
3 capítulos
90' c.u.
Personalmente creo que Dracula de Bram Stoker es una de las grandes novelas de la historia.
Muy por encima de todas las obras escritas del género de terror.
Si tuviese tiempo, me gustaría hacer un artículo comparando su reconocimiento por el obtenido por Frankestein, pero no toca ahora.
Bien. Pues considero que la cultura popular alrededor del mito, ha sido tremendamente perjudicial para el reconocimiento de su envergadura literaria y la consistencia del mito. Incluso muchas veces, con el máximo de los respetos.
Por eso, cada vez que aparece una nueva interpretación o una obra que utiliza al protagonista, mi primer análisis corresponde a saber si se inclina más a rescatar la grandeza de este ángel del mal o contribuirá a convertirlo en un icono vacío y recurrente.
Pues bien, en este caso.... hay de todo.
Está claro que, aunque utilizando materiales propios del original, nos encontramos ante una libre interpretación del personaje y sus andanzas.
Personalmente no termina de agradarme esa caracterización de dandy glamouroso con un marcado sentido del humor, algo anacrónico. Su oponente, convertido Van Helsing en una monja con mentalidad renacentista, es más interesante.
Vayamos por capítulos:
El primero es posiblemente el que más recuerda a la novela original. La imaginería visual es excelente ( como lo es en general toda la producción ). El ritmo correcto y existen hallazgos interesantes en el desarrollo del enfrentamiento entre los dos personajes principales.
El segundo tiene lugar en un barco en alta mar. En su planteamiento está más cercano a Agatha Christie que a Stoker, pero tengo que decir que, dramáticamente, me parece excelente.
Y llegamos al tercero. Una coda final, muy artificiosa y excesivamente estructurada aunque finalmente resulte coherente. La traslación de la leyenda a nuestros días, no genera una estética o códigos que superen los lugares comunes de las películas de terror juvenil.
Otra cosa que funciona en contra es que los capítulos sean de hora y media. Lo siento. Las series nos han acostumbrado a menor duración. Aquí cada pieza es casi una película.
En general, este Drácula es una producción fantástica desde el punto de vista estético, pero, aunque nada me moleste, no termino de sentirme cómodo en su aparente acercamiento al público contemporaneo.
En cualquier caso, no perjudica.
Pero tendremos que seguir recordando, que el mito del vampiro, sirvió a Bram Stoker para escribir una de las grandes novelas de la historia y, sin duda, una de las principales en conseguir ponernos los pelos de punta.
Público
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