OPERA: LA TRAVIATA de Giuseppe Verdi

Director musical.-
Nicola Luisotti
Director de escena.-
Leo Castaldi
Intérpretes.-
Ekaterina Bakanova. Matthew Polenzani. Luis Cansino. Sandra Fernández. Marifé Nogales. Albert Casals. Isaac Galán. Tomeu Bibiloni. Stefano Palatchi. Enmanuel Faraldo. Eler Muñoz. Carlos García.
Teatro Real- Madrid

Ayer asistí en el Teatro Real de Madrid a algo grande.
Después de un emotivo mensaje, cuando los integrantes del coro comienzan a llenar ordenadamente el escenario, ocupando las cuadrículas dibujadas en rojo, personalmente tuve una sensación absoluta de fuerza compartida, de lucha.
Estábamos allí, ellos, nosotros. Todos habíamos decidido que queríamos estar ahí, que queríamos decir que no. O decir que sí, según como se vea.
Y que lo hacíamos del lado de la cultura, la que también nos había acompañado en tiempos de confinamiento, a través de la lectura, del cine, del teatro en streaming, por supuesto de la música....
Era una forma de recordarnos que si el ser humano era capaz de llevar a cabo esas creaciones, nada iba a conseguir doblegarlo.
Que el Teatro Real decidiese convertirse en ese buque grande, potente, capaz de cruzar cualquier temporal, es un orgullo para quienes llevamos años disfrutando en ese foro y nos sentimos un poco parte de él.
Gracias, pues.
Pero es que además, lo que pudimos ver, derrochaba talento. Una forma perfecta de como hacer de las dificultades virtud.
Tanto en accesos como en localizaciones, se aplicaban las medidas de prevención que, con prontitud y rigor, se nos habían ido comunicando con anticipación.
Al sentarnos, ante nosotros un escenario que parece un damero, cuadriculas rojas para el coro en la parte trasera y microespacios en la zona frontal delimitados en el suelo y ocupados por ciertos elementos de ateezzo ( una mesa de juego, un diván... ).
Como he dicho antes, la entrada del coro marca un inicio emocionante, fuerte.
Poco después lo irán haciendo los siguiente personajes.
A pesar del mantenimiento de las distancias, ellos consiguen actuar, ayudados por una precisa dirección de movimientos, un vestuario exquisito y una adecuada iluminación.
Pequeños detalles como unos jarrones con flores, trasladarán el cambio de escenarios.
En conjunto es un montaje, por supuesto, limitado, pero lo cierto es que podría ser una propuesta singular aun en tiempos "corrientes".
Hay belleza, delicada, pasión.
Y la incomparable música de Verdi está ahí, nos llega fresca, directa.
Y nos recuerda de lo que podemos ser capaces.
Nos alcanza la emoción, no sé si es sólo la tragedia de Violeta y Alfredo o de aquello que está pasando a nuestro alrededor, en cualquier caso, salgo a la noche de Madrid, más convencido que esta mañana, de que vamos a vencer.
Juntos. Sin olvidarnos de que podemos crear grandeza.

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