CINE: INVISIBLES de Gracia Querejeta

España 2019
Adriana Ozores. Emma Suarez. Nathalie Poza. Pedro Casablanc. Fernando Cayo. Blanca Portillo

La primera cinta que vi de Gracia Quejeta fue su controvertida versión de Todas las almas ( Javier Marías ). Al margen del desencuentro literario, El último viaje de Robert Rylands era una cinta elegante y pausada. Con mucho de buen cine dentro.
Tras esta, Cuando vuelvas a mi lado ya apuntaba a cierto conflicto familiar, mezclado con una tragedia pasional.
El oficio es lo que quedó después, porque el resto de obras de su autora estaban totalmente alejadas de estas propuestas.
A partir de ahí, y siempre en entornos cercanos, Querejeta optó por un análisis íntimo de lo cotidiano, siempre pegada a entender a sus personajes y a retratarlos sin evitar sus puntos oscuros. Pero con un nivel de ligereza que lo acercaba a la comedia agridulce.
Querejeta dejó de lado cualquier muestra de grandilocuencia pero siguió haciendo muy buen cine.
Quizás la más cercana de sus películas previas a Invisibles, sea Felices 140. Lo que en principio parecía una reunión de amigos, una de esas cintas de reencuentro generacional que es casi un género, escondía dentro muchísima acidez, que seguíamos descubriendo en la reflexión posterior.
Y es que la autora puede ser todo menos complaciente, aunque consiga parecer lo contrario.
Creo que en Invisibles lleva esto al extremo.
La propuesta es en apariencia sencilla. Tres mujeres, amigas muy diferentes, se reúnen los jueves para un paseo por el parque. Así, a través de sus conversaciones, vamos conociéndolas y, sobre todo, escuchando los conflictos de cada una.
Lo que comienza como un conjunto de diálogos en apariencia insustanciales, va conformando los dramas que viven cada una de ellas.
La profesional independiente y solitaria.
La maestra inteligente y desengañada.
La que no puede vivir sin pareja.
En principio podrían parecer estereotipos, y ese es el mayor peligro. Además, se incluyen temas pegados al hoy: el acoso escolar, las relaciones laborales conflictivas, la convivencia con hijos de otros matrimonios previos.... 
Sin embargo, el guion consigue individualizarlas y, sobre todo, las tres excelentes interpretaciones de las protagonistas, las alejan del cliché.
Aun así, hay que reconocer que la película tiene sus propias limitaciones en su elección narrativa. Las asume y saca de ellas lo mejor.
Como decía al principio, la autora vuelve a engañarnos en el tono. Hay humor en las constantes discusiones entre ellas, hay ironía y, sin que nos demos cuenta, nos asomamos al patetismo. Porque en el fondo, el presente de estas tres mujeres es desolador y la coda final no puede ser más demoledora.
Si nos parecía en un inicio que Quejeta proponía un homenaje a esas mujeres de más de cincuenta que han comenzado a ser invisibles para quienes se mueven a su alrededor, terminamos pensando que el homenaje es más bien un espejo grotesco.
En las estampas ajenas que se añaden , nos invita posiblemente a pensar que siempre hay posibilidad de escapar ( la amiga viuda ) o que eso también les pasa a los hombres ( el del banco).
Aun así, posiblemente la conclusión es que Gracia Querejeta no corrige nuestra sociedad, ni siquiera la denuncia, sino que la retrata.
No es consuelo.
Si lo es pensar que el oficio, la sinceridad y el rigor son virtudes que no tienen porque desaparecer. Aunque sus resultados a veces duelan.

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