NOVELA: MONJAS Y SOLDADOS de Iris Murdoch

Impedimenta
600 páginas
Disponible en ebook.

No soy un conocedor de la obra de Iris Murdoch. De hecho sólo he leído dos o tres de sus novelas.
En cualquier caso, las suficientes para entender porqué está considerada en Inglaterra como una voz singular de la literatura.
Su prosa es cuidada y elegante. Sofisticada tanto en su gramática como en su contenido, sus narraciones tienen un punto diferente que parece anclarse en los clásicos.
No sé como, pero consigue una extraña alquimia que da a sus relatos una extraña grandeza, como si tuviesen una cobertura de cobre.
Monjas y Soldados comienza alrededor de un moribundo. Guy leyendo por última vez La Odisea mientras a su alrededor, junto a Gertrude, su pronta viuda, se agolpa un variopinto grupo de amigos de diferentes orígenes y condición.
La Odisea es una referencia clara.
¿ Que hubiese ocurrido si Ulises hubiese muerto a su llegada a Ítaca?.
Penélope, sola, debería de enfrentarse a la legión de admiradores, sin excusa entonces para tejer y destejer. Difícil situación. Aunque en la novela de Murdoch, esté acompañada por una antigua amiga recién salida de un convento.
Desde esa premisa, y con la duración de un año, la autora maneja a un conjunto de personajes que se encuentran sumidos en las confusiones que sólo el amor puede generar.
Lo hace con una perspicacia psicológica de cirujano. Sin juicios pero con el ojo necesario para apuntar todos los matices y variaciones de algo tan complejo como el comportamiento humano.
Lo hace mezclando, combinando, diferentes referentes que van, desde la aventura mitológica al encuentro cínico.
La lectura de Murdoch no es difícil, puede ralentizarse algo en algunos tramos, y de hecho hay uno de los capítulos, el del reencuentro de los amantes en Francia que me parece que no está a la altura del resto, pero en general proporciona el placer de sumergirse en la literatura y de apasionar con lo mundano.
Hay muchas capas en esta obra y estoy seguro que muchas lecturas individuales en función de cada uno. Se habla de religión y, ya lo he dicho, de amor, de la necesidad de cierta espiritualidad. De la soberbia de clase. De la soledad y del paso del tiempo.
Porque es cierto que, al final, lo que está narrando es la vida. La de un grupo que se establece como selecto, sin darse cuenta de que en el fondo se están alejando de verdad. La de quienes tienen deseos y miserias como los demás aunque necesiten vestirlos de elevación.
La de Penélope. Una vez que hemos superado el tiempo de mitologías y leyendas. Una vez que se ha convertido en una mujer normal, una viuda rica con el suficiente nivel de frivolidad.
Posiblemente, si nuestro Ulises no hubiera muerto, también nos sorprendería con algunos rastros de vulgaridad.
Lo dicho: ya no es tiempo de leyendas. Pero la pluma inteligente de Iris Murdoch, al tiempo que dibuja un paisaje social de un Londres aun snob y ya decadente, consigue dibujarlas para los que no hemos tenido la suerte de vivir en las edades de los dioses.

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