NOVELA: FRANKESTEIN EN BAGDAD de Ahmed Saadawi

Libros de Asteroide
328 páginas
Disponible en ebook

Frankestein en Bagdad es una novela extraña.
Y extraña es también la sensación que me produce.
Todo comienza en el barrio de Batuin, supongo uno más como cualquier  otro de esa destrozada ciudad.
Allí, una viuda cuyas hijas han abandonado el país, sobrevive con el sueño de que su hijo, desaparecido en la guerra, regrese algún día.
Poco a poco, con el fondo del ruido de las bombas, vamos conociendo a los distintos habitantes, sus pequeñas vidas, sus miserias y su fuerza por sobrevivir.
Entre ellos, un narrador que , sentado en el café, cuenta las historias que se inventa.
Será este narrador quien cree al personaje que da título a la novela, un monstruo compuesto de restos de otras víctimas, con la misión de vengar sus muertes.
Pronto, la figura de ese asesino fantasma, se convertirá en leyenda y terror, aunque quizás no sea más que un cuento. Pronto su existencia se vinculará a la de un militar corrupto, a la de un grupo de videntes, a la de un joven periodista....
La novela se dispersa.
O parece que se dispersa.
Sus líneas de narración parecen caprichosas.
Me cuesta personalmente sentir la misma fascinación por todas ellas. Pero sí es verdad que muchas me la producen.
Seguramente, el objetivo sea crear ese conjunto de pesadilla donde el entorno cotidiano de una población, se ve teñido de oscuridad por el sinsentido y el horror. Donde lo monstruoso se mezcla con la propia vida de quienes se encuentran sumidos en la ruina. 
Esto se consigue. Moviéndose entre la irrealidad y la crónica. Bebiendo de fuentes tan diferentes como el periodismo y Mary Shelley.
Sé que hay una muy buena mano detrás de estas páginas. Hay alma y maestría. Pero me llega a cansar en algunos trozos igual que en otros me hipnotiza.
Supongo que la lectura tiene mucho de subjetivo y esta gripe de principios de invierno no ha sido muy positiva para apreciar esta compleja propuesta.
Me quedo con la denuncia y la imaginación, me quedo con estas vidas que son verdad y que se ven lanzadas al vacío por una guerra con la que no tienen nada que ver. Me quedo con el monstruo que sólo los seres humanos somos capaces de crear.

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