Gary Oldman. Antonio Banderas. Meryl Streep. David Schwimmer. Alex Pettyfer. Will Forte. James Cromwell. Nonso Anozie. Melissa Rauch. Robert Patrick. Jeffrey Wright
Soederbegh apareció en Cannes con su primera película, la para mi sobrevalorada Sexo, Mentiras y Cintas de Video.
Palma de Oro y reconocimiento global.
A partir de ahí, su carrera es camaleónica. Desde cintas tan comerciales como Oceans Eleven, hasta propuestas tan aparentemente alejadas como Bubble.
Incluso se ha convertido en un director de grandes estrellas como Julia Roberts ( Erin Brokovicz ) o Catherine Zeta Jones ( Traffic ).
En general podíamos considerarlo un autor bastante libre, capaz de contentar a la industria para asegurarse las dosis justas de independencia.
Dinero Sucio es una película sobre el asunto de los papeles de Panamá.
Recuerdo la incomprensión de lo ocurrido cuando el caso saltó a los periódicos. También la sensación de que el mundo que nos rodeaba contaba con mecanismos que yo era incapaz de conocer e interpretar ( y como yo, la mayor parte de los habitantes del globo), y ante ello, me encontraba en una situación de difícil protección.
Lo primero que debemos pues agradecerle a Soedebergh es el nivel didáctico de su propuesta. Tal vez esto le haga perder algo de emparía, pero esa distancia tan Brecht, se estructura con coherencia y claridad.
Otro valor es mostrar la amplitud de los efectos.
Aquello que comienza a salir a la superficie en el entorno cotidiano de una mujer sencilla, una viuda que se sorprende ante la complicada red en la que se pierde la indenmización por la muerte de su marido, alcanza a magnates de dudoso origen y los hermana con la corrupción de las altas esferas políticas de China.
En general la propuesta se mueve siempre en un aparente signo de ligereza.
Los personajes de Oldman y Banderas, mal entendidos, podrían trasladar cierta frivolidad. Tal vez sorprenda que, aunque el discurso sea claro, no hay en la mirada del director una actitud acusatoria.
Creo que lo que más le interesa, y lo consigue, es, trasladar como incluso aquellos que jamás se atreverían a entrar en procesos de ingeniería financiera, podrán verse afectados, e incluso no llegar a saberlo nunca.
Digamos que el asunto afectó, en su vertiente más conocida, a famosos de todo el planeta con objetivos de egoismo económico, pero también a personas normales y corrientes que jamás habrían pensado en jugar en la liga de la ingeniería financiera. La cinta consigue que conozcamos ambos niveles. E incluso juega en su discurso final con algo tan ilusionante pero, lamentablemente, poco probable, como la venganza de los mansos.
Como he dicho antes, el didactismo la distancia. y el humor no la acerca.
También creo que la ambición de la propuesta es limitada.
En cualquier caso, la variedad de registros de Soedebergh le ha convertido en un buen artesano. Y eso asegura la factura de una pieza, siempre entretenida, que supera las posibles dificultades inherentes a la complejidad de lo narrado.
Público
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