Dogu Demirkol. Murat Cemcir. Hazar Erguclu. Bennu Yildirimiar. Serkan Keskin. Tarner Levent. Oner Erkan. Ahmet Rifat Sungar. Akin Aksu. Kubilay Tuncer. Ercumet Balakoglu. Kadir Cermik. Ozay Fecht. Sencar Sagdic. Asena Keskinci
La tesis, el mensaje, de El Peral Salvaje me parece clara.
No conozco, aunque puedo imaginar, la situación política y social de Turquía, pero claramente, Ceylan nos presenta aquí la necesidad de la reconciliación como única forma de avanzar.
Será difícil, sino imposible, afrontar un futuro de cambio y mejora si la revolución no acepta la herencia, si no es capaz de analizar y valorar lo bueno de un pasado donde, frente a condiciones necesitadas de ruptura, había también seres humanos, todos ellos capaces de aportar su experiencia en la vida.
El respeto como algo necesario.
El desprecio como un peligro estéril.
En el desarrollo de esta idea, la narración es clara, sencilla de interpretar.
El protagonista es un joven con vocación de escritor que regresa de la universidad a su ciudad de origen, a su casa y a su familia.
Pero sobre todo, regresa a su padre, un hombre claramente imperfecto en sus sueños y vicios.
No le costará despreciarlo. Y no sólo a él, también a sus vecinos, a sus creencias e incluso a un escritor de éxito.
Todo es objetivo de una mirada descreída y soberbia.
Será con el paso del tiempo y su propia experiencia, cuando aprenda a mirar debajo de la superficie.
Tal vez en su descubrimiento de lo que supone buscar un significado en aquello que parece exento de ello.
No se lo que encuentra. Pero sí que su decisión es al menos la de intentar no abandonar totalmente ese pasado.
Me gusta la historia.
Pero lo que más me gusta de El Peral Salvaje es su atmósfera, su tono.
Plagada de miradas y palabras, la película es de un delicado clasicismo. Lenta y tranquila, superando las tres horas de duración deleitándose en las imágenes, El Peral Salvaje huele a cine de siempre, a cine que es novela, henchida de vida, de detalles, de mensajes.
La anterior película de este director, Sueño de Invierno, era también una propuesta de tiempo lento, pero más teatral. No hubo nadie que no la calificase de Chejoviana. Esta sin embargo es más abierta, y me encanta la capacidad de la cámara para captar paisajes y regalárnoslos. No esconde el óxido y el hollín, pero aun así, creo que tiene mucho de amor a su país.
El Peral Salvaje me parece una película importante, grande,, íntima y hermosa.
Una película para un publico dispuesto a dejarse enamorar por un creador que tiene mucho que contarnos y lo hace con generosidad y seguramente también con la necesidad de mostrarnos lo que tiene en su interior.
Cine.
Cine e Historia.
Siempre con el corazón en el centro.
Público
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