208 páginas
También disponible en ebook.
Cassie y Julia son amigas desde la infancia.
Pronto se convierten en una de esas entidades dobles tan propias de esa etapa de la vida.
Parece, como siempre parece, que la unión va a ser eterna.
Y ocurre, como muchas veces ocurre, lo contrario.
Claire Messud utiliza esta amistad para escribir una novela sobre el crecimiento, la llegada al mundo adulto pasando por la conflictiva época de la adolescencia.
Lo hace desarrollando dos personajes antagónicos:
Julia va a moverse dentro de lo convencional, en el marco de una familia estructurada.
Cassie, al contrario, será como un cometa. Posiblemente influida por una madre confusa. Pero ya en su interior, anidaba desde siempre un alma en llamas.
Siempre me han parecido obras muy difíciles aquellas que abordan la pérdida de la inocencia y la llegada a la madurez.
Es complicado huir de los lugares comunes, pero sobre todo, es complicado engarzar los dos niveles: el de la inocencia infantil y el de las nuevas pasiones.
Hace falta una sensibilidad extrema. Messud la tiene.
Con prosa rigurosa y ligera, cuidada en extremos, metáforas tan gráficas que nos van dibujando a la perfección el perfil psicológico de las protagonistas y su entorno.
Pero sobre todo, con la capacidad de convertir los pequeños detalles en misterios y moverse en la normalidad sin que suene conocido.
Las hazañas de Julia y Cassie comienzan como podía hacerlo cualquier novela de Enid Blyton: viaje a la cantera, exploración de la casa abandonada.... aunque un manto de crítica social figure siempre al fondo generando inquietud.
Luego todo es más amenazante.
Ya no son juegos.
Y así, con densidad, nos asomamos a referencias que podrían estar en el melodrama, la novela oscura o la de aventuras, quedándonos siempre al borde.
La niña en llamas es una novela hermosa y triste.
Pero sobre todo es verdad.
Que cerca hemos sentido lo que ellas sienten. Y como consigue la autora, singularizando con realismo y ternura a las dos, que las veamos como personajes únicos, dignos, enteros. En especial, me fascina ese dibujo de ángel perdido de la niña de pelo casi blanco. Su destino, su derrota.
Que difícil. Hacer que no se cuenta nada y contar tanto.
Necesitar tan poco. Escribir tan bien.
Que gozada poder leerlo.
Público
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