CINE: EL LIBRO DE LAS IMÁGENES de J.L. Godard

Suiza 2018
Abstracto.

El cine.
Un arte vivo para contar historias.
Historias que se componen de palabras, pero también de imágenes, especialmente de imágenes, de movimiento, de sonidos.
Quizás por eso, y porque se puede recibir de forma más pasiva que, por ejemplo, la lectura, el cine compone en cada uno de nosotros su propia memoria.
Creo que Godard no sólo trabaja el cine, adora el cine, vive en el cine.
Y crea en el cine.
Sus últimas películas son cine hecho de cine.
Estoy seguro de no haber entendido ( en la concepción tradicional del verbo entender ) El libro de las imágenes, a pesar de sentirme hipnotizado en ella. Pero verdaderamente pienso que no es una película que permita ser entendida sino interpretada, y esto, de una forma subjetiva, individual, única para cada uno.
Como definición, es un festín audiovisual, generoso, anárquico, vital. Difícil no detenerse en la belleza artificial de llenar de colores, brutalmente, escenas diversas, algunas conocidas, otras no, algunas acompañadas de palabras, otras de música o de silencios.
Para elaborar este conjunto, una caligrafía totalmente libre. Saltos, fusiones, cortes. Todo es posible con tal de crear.
La propuesta se divide en cinco partes. Entre las primeras hay cierta liason: el tren como elemento evocador, la ley y el orden. En estos tramos encuentro lo que comentaba al principio. Esa memoria que el cine ha compuesto, en este caso en su director, con muchos puntos comunes posiblemente con algunos de nosotros. Esa memoria que Godard comparte generosamente.
El último tercio, volcado en los Países Árabes, me desorienta y lo disfruto en la abstracción, el homenaje y la observación del sustrato cultural rico, exótico, hermoso.
Godard es único, como creador.
Sus obras, cada vez más singulares.
Es interesante bucear en los recuerdos propios desde los tiempos en la oscuridad de las salas, en esos momentos mágicos y tan evocadoras, esas relaciones personales y no permeables que fueron componiendo esa masa de amor y nostalgia. Que sobre todo, entrenaron nuestra mirada, la de los ojos y el corazón.
El cine siempre merece homenajes.
Que son también homenajes a nuestra educación sentimental.

Público

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