TEATRO: MOBY DICK de Herman Melville/ Juan Cavestany

Dirección.-
Andrés Lima
Intérpretes.-
José María Por. Jacob Torres. Oscar Kapoya

Moby Dick es seguramente una de esas novelas de las que muchos hablan pero que pocos han leído.
Yo lo intenté hace unos años. Llegue al final pero ahogándome por el camino.
Perdido en sus mil páginas de disgresiones y fábulas míticas. Pero también reconociendo y enganchándome a esa almendra donde anida la locura.
Podría entenderla como la narración de un mito, la creación de una leyenda, el dibujo de un paisaje que funde humanidad y naturaleza.
No es fácil pensar en adaptarla a un escenario.
Lo que nos propone Juan Cavestany, magnífico escritor, es una versión de cámara.
Todo gira alrededor del Capitan Acab. Ese hombre totémico. Henchido de venganza. Irracional. Cruel en su búsqueda de su objetivo.
Con él, dos marineros que son varios, y algunos de los sucesos que se cuentan en el libro, muy bien encajados.
Andres Lima apuesta por un espectáculo impactante, en la cubierta de un barco, con un fondo de proyección en movimiento y una iluminación y una música envolventes.
Consigue un conjunto impactante.
Entonces, ahora viene mi pregunta ¿ que es lo que hace que no me llegue?.
Creo que este Moby Dick, debería de ser una especie de oratorio profano, casi un monólogo alrededor de la locura.
Sin embargo, siento que le falta grandeza, y no sé muy bien porqué.
No ayudan los dos actores que acompañan a Pou. Lo siento. Me parecen flojos. Poco creíbles y no muy capaces de mutar en diferentes personajes. Me quedó con una sensación de vacío en el escenario.
Pero el problema es que José María Pou tampoco me llena. Posiblemente esté perfecto en voz y movimiento, pero.... no puedo evitar pensar que estar viendo a José María Pou haciendo de Acab. Creo que quizás un actor más fuerte, más ágil, menos correcto, podría ofrecer una interpretación más rica.
En general, aunque dura sólo noventa minutos, me encuentro varias veces mirando el reloj. Los vértices de la narración, se suceden con una continuidad que las convierte en meras anécdotas. No hay aliento narrativo, no hay aventura. Las reflexiones del capitán, parecen tan gratuitas como vacías.
Hay escenas hermosas.
Estéticamente, el tono general es atractivo.
Pero, repito, me parece un espectáculo carente de la grandeza que sería necesaria.
También es cierto que la crítica se ha expresado generalmente a favor. Y los aplausos fueron cuantiosos. Lo digo siempre, todo es subjetivo. Sobre todo, mi opinión.

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