NOVELA: NADA QUE NO SEPAS de María Tena

Tusquets
240 páginas
También disponible en ebook.

El capítulo cero de esta novela, es casi un poema. Un texto tan preciso y tan evocador a un tiempo. Diría que perfecto. Que buena introducción, que aviso, que presentación. Porque hay mucho de Nada que no sepas ahí, de la historia que se nos va a contar y de como se nos va a contar.
Como todas las buenas novelas, o muchas de ellas, el libro de María Tena contiene un misterio. Es más, no está lejos del gótico en su referencia a esa secreto del pasado, enterrado, que la protagonista quiere desenterrar. La muerte de su madre.
Para ello, decide viajar a Montevideo, donde se produjeron los hechos. Reencontrarse con su infancia. Pero también, en un juego de reflejos, en lo que son ahora quienes eran entonces, ella incluida.
Que cuadro tan preciso de aquellos tiempos. No puedo evitar recordar a Chejov o a Banfly en sus retratos de una sociedad que navegaba en la inconsciencia de lo que estaba a punto de ocurrir, de su destrucción. Incapaces de construir cimientos. Sólo preocupados por el nivel más epidérmico de la superficie. En Nada que no sepas también podemos asomarnos al patético después, los restos, la ruina.
Pero esta es sobre todo una historia íntima, contada desde el interior de un personaje que necesita ubicarse y no entiende el vértigo del movimiento continuo. O quizás sea sólo en ese momento de su vida en que algunas certezas desaparecen y resucitan dudas.
Lo importante, y lo que para mi convierte esta novela en singular, es la capacidad de la autora para trasladarnos esa narrativa interior, para navegar entre el pensamiento, la ficción y la memoria, con una levedad sólida, con una capacidad fantástica para envolvernos y hacernos sentir parte del relato, poniendo mucho de nosotros mismos en su desarrollo.
Supongo que puede hablarse de un manejo maestro de la elipsis. También de una escritura elegante.
Pero sobre todo, habría que hablar de lo que hay dentro.
Porque estas páginas hablan de necesidad, de soledad, también de valor, de desconcierto, y sobre todo, de las debilidades en las que cualquier ser humano se identifica.
Supongo que no aporto nada diciéndolo pero tengo la sensación de que hay mucho personal en Nada que no sepas. Quizás porque cuando, como en esta ocasión, envidio la autoría de una obra, intento consolarme pensando que , sólo habiéndolo vivido, puede crearse tanta verdad.

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