CINE: EL ÁRBOL DE LA SANGRE de Julio Medem

España 2018
Úrsula Corberó. Álvaro Cervantes. Najwa Nimri. Patricia López Arnaiz. Daniel Grao. Joaquín Furriel. María Molins. Emilio Gutierrez Caba. Luisa Gavasa. Jose María Pou. Ángela Molina. Lucía Delgado. Susana Garrote. Mariano Venancio. Luka Peros. Sergio Castellanos

La trayectoria de Julio Medem da para una introducción.
Aparece en el mundo cinematográfica con Vacas, posiblemente sobrevalorada aunque muy interesante. El aplauso sigue con La ardilla roja, también interesante pero un poco histérica.
Esta etapa se cierra con la que para mi es su mejor película: Tierra. Precisamente, por lo que me gustó entonces, evito volver a verla.
En ese momento, Julio Medem ha llegado a ser considerado como una de las voces más sugerentes y respetadas del cine español.
Es entonces cuando llega su encuentro con el público a través de la madura Los amantes del Círculo Polar y la fallida Lucía y el sexo.
Aquí aparece La pelota vasca.
Medem es entonces acusado de generosidad con los presos de Eta. Pasa por un año que se salda, seguro, con momentos muy duros emocionalmente.
No sé si eso afectó a su vena creativa o sencillamente, esta se había desgastado. El caso es que a partir de ahí ni Caótica Ana ni Habitación en Roma ( incomprensible proyecto para este autor), llegan a la altura de sus mejores obras.
Lo llamativo no es que ciertos sectores políticamente muy marcados lo anatemicen, es que también a la crítica general parece dejar de interesarle. Es como si se hubiesen dado cuenta de que las alabanzas de antaño habían sido excesivas.
Personalmente creo que Medem es sin duda un creador singular y posiblemente coherente.. No un genio.
El árbol de la sangre vuelve a tener las trazas de un gran proyecto. Y también la recepción, crítica y público ha vuelto a ser tibia.
Medem nunca es fácil. Aquí tampoco.
La historia se inicia en un caserío vasco a donde dos jóvenes enamorados han ido para escribir juntos la historia que los ha unido.
El director pronto nos devuelve a su mundo particular.
En este, existen las coincidencias y la simetría. Cierta mitología telúrica, empapa la naturaleza y se cuela en las historias de los hombres. Los tiempos conviven. Lo increíble se vuelve aceptable.
La caligrafía es sencilla, directa, elegante. Artificial y artificiosa.
En este caso, y es el riesgo real que el director asume, Medem se decanta por contarnos un folletín de raíces familiares.
El punto de partida, la columna vertebral, ese empeño narrativo de la pareja, es efectivamente artificial e implica cierta aceptación. A partir de ahí, hay engaños y amores, mafia rusa y parejas cruzadas, secretos de paternidad y pecados, drogas y locura, amores lésbicos y amores prohibidos.... todo ello adornado con simbología que recuerda a sus primeras películas.
Es decir, de todo.
Y rozando en muchas ocasiones el exceso aunque sólo sea por propia acumulación
La producción es impecable y el plural conjunto de actores está perfecto, pero no puedo evitar cierta sensación de superficialidad en el conjunto.
También me falta pasión. ¿ Y grandeza?. En su visionado, no podía dejar de pensar en Petra, de Jaime Rosales, una película que también puede tener referencias folletinescas y que, sin embargo, es contenida, casi perfecta. 
De todos modos, El árbol de la sangre no por ello deja de tener méritos.
Posiblemente, es cierto que Medem, en su día nos enseñó a mirar y a contar de otra manera, algo valioso, pero también, posiblemente, a cualquier cineasta hay que verlo con perspectiva.
Si se quedase aquí, tendría que decir que su carrera ha sido corta en lo que se refiere a singularidad, pero no por ello olvidemos que nos ha aportado cintas como Tierra.
Hay que ser generoso en la crítica, siempre. Y esperar lo mejor. Siempre.

Público

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