NOVELA: TIGRES DE CRISTAL de Toni Hill

Grijalbo
480 páginas
También disponible en ebook

Antes de comenzar a comentar esta novela, quiero comentar un error. No tiene importancia real pero como es de sorpresa positiva, lo cuento: sin que pueda justificarlo, tenía la sensación de que Tigres de Cristal era una novela más pequeña, más minimalista. Sin embargo, a medida que he ido avanzando, me he encontrado con una obra grande, ambiciosa.
Posicionada como género negro, Tigres de Cristal es mucho más. Un retrato social certero, preciso, de un paisaje y una época y, por supuesto, quienes lo habitaban. También un catálogo emocional, psicológico, que recorre el camino que va desde la infancia a la madurez, así como las implicaciones que el pasado puede llegar a tener en el futuro.
Pero sobre todo, Tigres de Cristal es un análisis del mal. El mal como hijo, muchas veces, de la miseria. El mal como fluido que empapa todo lo que toca, que se prolonga en el tiempo y en el espacio, que se ramifica en nuevos quistes y que incluso parece tener un poder magnético sobre otras oscuridades.
Nos encontramos en un barrio de la periferia de Barcelona en los años setenta, un barrio conocido como La Satélite. Un barrio obrero que recoge preferentemente a familias de inmigrantes buscando mejores condiciones de vida.
Entre los niños que viven en esas calles, hijos en muchos casos de familias desestructuradas, de personajes inmersos en su propia revolución, se produce un crimen. Uno de ellos, el matón de la clase, recibe una paliza por parte de dos de sus víctimas, con consecuencias mortales.
Años después, esos dos personajes, con vidas muy diferentes, vuelven a encontrarse.
Obviamente, ese encuentro tendrá consecuencias, al tiempo que, a través de un tercer chico con vocación de novelista, iremos conociendo lo que ocurrió entonces.
Toni Hill consigue una descripción perfecta de lo que en los años setenta era una marginalidad autoengañada, una grisura que se extendía por paredes y rincones, a pesar del verde de los bloques de viviendas, que también cubría el corazón y las esperanzas. Además hace un recorrido hasta la posible actualización de ese entorno, donde también alcanza un excelente paisaje humano, donde la desesperación parece totalmente aceptable.
Donde nos hace levantar los ojos y pensar en si también nosotros hemos recorrido distancias tan descomunales desde nuestra infancia.
También hay un pulso narrativo sólido. Atrapa.
Lo que ocurre es que el autor, lateralmente a la línea argumental central, desarrolla otras tramas. Un caso de bullyng, una historia de amor, corrupción.... por supuesto todos terminan encajando. Tengo que reconocer que en algún momento, llega a pesarme la acumulación, pero lo cierto es que están tan bien escritos, que prevalece el interés, totalmente enganchado de todos y cada uno de los hilos.
Uno va entrando en esta historia, en estas historias, densas, va conociendo, comprendiendo, todas las tristezas que están en sus páginas, sabiendo que hay en ellas mucha verdad, empatizamos con sus personajes, les seguimos, nos implicamos. Es fácil sentirse dentro de Tigres de Cristal, y eso sólo se debe a la maestría de su autor.
Hay un giro final. Por supuesto no voy a contarlo ni a dar pistas. De todas maneras, no me suelen gustar esos cambios aunque pueda entenderlos. No me gusta mucho que me sorprendan haciéndome repensar. Aun así, cuando en este caso, miro atrás, sólo recuerdo lo mucho que he disfrutado con esta lectura y las ganas que tengo de encontrarme con una nueva novela de Toni Hill, algo que ya me ocurrió al terminar Los Ángeles de Hielo.
Tigres de Cristal es dura, muy dura, por cierta posiblemente. Ambiciosa, como dije al inicio, para concluir alabando esa ambición, capaz de alcanzar sus objetivos.

Público

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