CINE: EL REGRESO DE MARY POPPINS de Rob Marshall

USA 2018
Emily Blunt. Lin- Manuel Miranda. Ben Whislaw. Emily Mortimer. Nathanael Saleh. Pixie Davies. Joel Davison. Julie Walters. Colin Firth. Meryl Streep. David Warner. Dick Van Dyke. Angela Langsbury

Raro sería empezar una entrada dando una explicación.
Raro también, por otro lado, para quienes lean de vez en cuando este blog, encontrarse junto a, por ejemplo, Amos Oz, Cuaron o Kore- Eda a Mary Poppins.
Pues es lo que hay.
Y para hacerlo aun más "raro" dos aclaraciones:
No fui a verla con nadie menor de edad.
Me gustó.
Sí, me gustó.
Mary Poppins es sin duda uno de los iconos del universo Disney. De las primeras propuestas que mezclaron personajes reales con animación y que en apariencia ofrecían sitio a los adultos. Su mensaje era sencillo y refrescante.
No era fácil volver sobre el pasado sin traicionar el original o, más bien, el recuerdo del original que cada uno tiene.
Supongo que por eso Rob Marshall opta por esa opción: un mimetismo respetuoso, con mayores recursos, eso sí, pero con el mismo lenguaje y los mismos códigos.
El regreso de Mary Poppins tiene la virtud de sonar añeja, sin que eso suene a apolillada.
Es sin duda la esencia del cine al que acudíamos con nuestros padres en nuestra infancia y que, por aquel entonces, tenía el impacto de la sorpresa, de lo nuevo.
La niñera sigue siendo por supuesto, la niñera y, por supuesto, acude a la ayuda de una familia con niños, nada menos que aquellos a los que ya ayudó antaño, ahora crecidos. El desollinador es ahora un farolero, igual de simpático y sonriente. El entorno de la depresión económica está tratado con la suficiente superficialidad como para que no haga daño. Hay secundarios tan divertidos como la cocinera o la prima que interpreta con muy buen humor Meryl Streep y, para rematar, tenemos apariciones estelares como la de Dick Van Kyke.
Es bonita, como una colección de postales kitch, la dirección artística y el vestuario dibujan un Londres precioso, colorista y evocador. La música es agradable sin ser grandiosa ( es precisamente en los números musicales, en especial con los faroleros, donde Marshall, director entre otras de Chicago, consigue los mejores momentos).
Y lo que parecía difícil, encontrar una actriz que no nos hiciese echar de menos a la mítica Julie Andrews, lo consigue sin ninguna duda Emily Blunt.
Mary Poppins nos regala, a nosotros los adultos, llenos de sonrisas. Dulces, muy dulces, tal vez empalagosos.
Pero cuando al terminar la sesión vemos su efigie icónica recortándose en el cielo, somos conscientes de que es una imagen que ya hemos visto y que nos gustaría volver a ver.
Hacedme caso, no todo es Bergman.

Público

Comentarios