CINE: MANDY de Panos Cosmatos

USA 2018
Nicolas Cage. Andrea Riseborough. Linus Roache. Bill Duke. Richard Brake. Hayley Saywell. Line Pillet. Ned Dennehy. Clement Baronnet

Todo comienza en un bosque y con un leñador.
Como todos los bosques, un espacio de magia y miedo, de rincones oscuros y sombras de sueño.
Un espacio que el director convierte en un paisaje lisérgico, caprichoso en sus tonos y movimientos, donde el tiempo parece plegarse, ser una dimensión flexible alrededor del leñador y su princesa, una especie de hada de ojos grandes, que conviven en su casa de luz, con un dormitorio que es casi un altar abierto a las estrellas. Un lugar donde ella dibuja, crea y lee sobre mundos de fantasía cósmica.
Hasta aquí todo podría parecer un cuento algo moderno, un apunte psicodélico de los sesenta, el amor está en el aire y convive con nosotros la naturaleza en un espacio abierto a otras dimensiones, aunque en el fondo asome la oscuridad.
Y la oscuridad llega.
En forma de sectas y en forma de grupo de motoristas, unos psicópatas con trasfondo religioso y un conjunto de monstruos acuáticos sobre ruedas.
Aparece aquí el thriller ochentero. Un Mad Max gore. la historia de la tragedia, en una de las escenas más crueles que recuerdo, y la posterior venganza empapada en sangre.
Dos partes perfectamente diferenciadas, ambas encajables en dos modelos reconocibles de cine del pasado reciente, y ambas llenas de referencias, ya he hablado de Mad Max, también está La Matanza de Texas, David Lynch, Tarantino.... y por supuesto del cómic, de esos mundos extraños, mentales, donde la mitología y la ciencia se fusionan.
Con todo esto, podría malentenderse Mandy como una película relativamente normal. Y lo cierto es que puede ser todo menos eso. Mandy se ha estrenado en los Cines Renoir con sólo una sesión nocturna. No me extraña. Si hay una cinta que pueda calificarse este año como maldita, sin duda es esta. Asustará a quienes huyan del cine de casquería, ero a quienes busquen este tipo de obras y gocen con el derramamiento de sangre, posiblemente les expulse la poesía visual y narrativa.
Podemos intentar entenderla o asumirla como tal. Podemos pensar que nos encontramos ante uno de los mundos que dibuja esta sirena de largos cabellos, o intentar encajarla en nuestra realidad.
Mandy es un atrevimiento absoluto, una gran locura.
Tengo la sensación de un director que quiere contar una historia mezclando todos aquellos ingredientes que le llevaron a amar el cine, desde los más epidérmicos a los más líricos.
Para unirlos, sólo su talento.
Aquí estaría el problema.
Lo que está es un logro.
Mandy es, generalmente genial. Cuando no lo es, es muy buena.
De acuerdo que es un cine diferente, brutal y eminentemente libre. Un cine que nos hace en ocasiones apartar los ojos, pero que también nos regala momentos que sobrecogen el alma y que atrapan la vista. Hay secuencias, como la de las cenizas de la hoguera y el viento, que podría rebobinar cientos de veces.
Es una gran pesadilla. Volviendo al principio de este comentario, un cuento, pero un cuento trastocado, embadurnado de suciedad hasta el último fotograma.
Luis Martínez en El Mundo lo calificaba de obra maestra. Yo no sé si me atrevo a tanto, pero si me parece que está cerca, que es una de las películas de este año a recordar, y posiblemente de muchos años.
Me ha pasado también con Climax, estamos en un momento donde parece que las películas que más me llenan son las que me llegan, desde la inteligencia, hasta las tripas.

Público

 

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