OPERA: FAUSTO de Charles Gounod


Director musical.-
Dan Ettinger.
Director de escena.-
Alex Ollé ( La Fura dels Baus ).
Intérpretes.-
Piotr Beczala. Luca Pisaroni. Marina Rebeka. Stephane Depout. Isaac Galán. Serena Malfi. Sylvie Brunet Grupposo.

Supongo que este comentario, va a tener mucho que ver con las expectativas.
¿ Que espera alguien cuando acude a un espectáculo dirigido por Alex Ollé? pues aunque en mi caso, guardo decepciones como su versión, también operística, de El Holandés Errante, lo cierto es que, ante el recuerdo de La Fura, siempre pensamos en algo rompedor, que difícilmente nos dejará indiferentes.
Si encima el presupuesto es el de una nueva producción en el coliseo español del bel canto, la expectativa roza la emoción.
Fausto parece material perfecto para quienes han trabajado tanto en la oscuridad, máxime cuando ya han visitado a este personaje tanto en teatro como en cine.
Pero, tras el estreno en el Teatro Real, llegan las primeras críticas. Y la mayoría acogen con tibieza una propuesta escénica que muchos definen como confusa y desordenada, ruidosa.
Las expectativas bajan.
Ayer, acudí a la ópera con pocas ganas , la verdad, pensando que iba a disfrutar de un muy buen espectáculo desde el punto de vista musical, pero fallido desde el punto de vista escénico.
Comprendo que este género es ambas cosas , pero muchas veces he hablado ya de mi pasión por el escenario teatral.
Tal vez por eso me gustó tanto.
La propuesta de Ollé traslada la narración a un laboratorio de investigación genética en un futuro incierto y algo distópico. Por supuesto, sin una profundidad narrativa densa porque lo que nos propone es un gran cómic, colorista y extravagante, con personajes arquetípicos sacados de diferentes fuentes, desde las matronas fellinianas a los hooligans, desde los soldaditos que parecen proceder de un juego de guerra a deidades exóticas.
Un Mefistófeles que pasa de ser un cantante country a un Cristo, una Margarita con el pelo y los brazos azules....
Colores encendidos, radicales, que gracias a una magnífica iluminación mutan ante nuestros ojos con una facilidad impactante, que casi nos agrden en una escenografía tan brutal como eficaz y bien utilizada.
Con todos estos elementos, perfectamente desarrollados, la obra se desarrolla en una gran plasticidad visualmente brillante y muy fluida, incluso con acotaciones de texto que nos recuerdan aun más a lo que es una viñeta.   
Como espectáculo me resulta atractivo, original, vivo, y con algunas escenas únicas como la de la iglesia.
El derroche escénico, absolutamente justificado, nos recuerda que la ópera se ha considerado muchas veces como la mayor representación músicoteatral posible. Esta proeza hace honor a esta definición. No tengo nada contra el minimalismo, a veces capaz de generar obras maestras, pero a todos nos gusta, al precio de butaca del Real, ver algunas veces que nuestro dinero se refleja en el escenario ( lo admito, desde el punto de vista cultural, el comentario no tiene un pase).
Por lo que respecta a la música, no se puede dudar de la belleza de la partitura de Fausto.
No soy un melómano, tengo poco criterio a la hora de valorar los matices o el mayor o menor grado de ajuste de los intérpretes a la partitura o sus posibilidades, pero la representación de ayer me resulto una experiencia muy cercana a la belleza total, en esas notas, en la emoción de esas voces....
Un Fausto que me ha encantado, unas expectativas equivocadas.
Lo subjetivo de cualquier apreciación.
Esperemos que sea un avance de como se va a desarrollar el resto de la temporada.

Público     

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