SERIE TV: EL DÍA DE MAÑANA de Mariano Barroso














España 2018
Oriol Ola. Aura Garrido. Karra Elejalde. Jesús Carroza. Pere Ponce. Javier Beltrán. Bruna Cursi. Marta Millá. David Selvas. Xavi Saez. Milo Taboada. David Vert
Movistar.
Duración.-
6 capítulos.
55'c.u.

No es sorprendente el resultado.
El día de mañana es una serie magnífica.
Pero es que también lo es la novela de Ignacio Martínez de Pisón que plasma con respeto absoluto. Y además, la mano que mece la cámara, es la de Mariano Barroso, un gran director especializado en las historias de personajes complejos en un entorno cotidiano.
La serie se localiza en Barcelona en los últimos años del franquismo y los primeros de la democracia, hasta la legalización del PCE.
A esa gran ciudad llega Justo Gil arrastrando la silla de ruedas de su madre. Un paleto que se asoma a un mundo diferente con la osadía de la inconsciencia. Pronto se convertirá en un pícaro en la mejor tradición de nuestro país.
Hay dos partes perfectamente diferenciadas:
En la primera el objetivo es el arribismo social, y la humillación lacerante pero no peligrosa. Es aquí donde Justo conoce plenamente ese mundo ajeno pero en apariencia accesible, y donde descubre el valor del fingimiento. Quizás también descubra la dificultad de mantener una mentira eterna y donde se crea sus primeros enemigos. Y por supuesto descubre el amor.
En la segunda, entra en juego la policía y la intriga política, el nivel del juego es ya diferente, mucho más peligroso. Desde aquí, la espiral a la derrota no tiene vuelta atrás. Sólo en la tragedia parece poder recobrarse un rastro de dignidad. Posiblemente en la sabiduría que se obtiene con la experiencia.
Y toda esta larga historia, cruzada por una pasión, tan eterna e incomprensible como el personaje principal, a quien nadie consigue definir de una forma uniforme.
Son varias las voces que se conjugan, cada una con una visión diferente; a pesar de que el protagonista alimentase con su comportamiento esa decisión, no puedo dejar de preguntarme cual sería ese resultado en cualquiera de nosotros.
A través de ese conjunto de seres humanos, Barroso, como hacía Martínez de Pisón, retrata un país que está intentando huir del gris a través de su ciudad más europea. Nos dibuja un mosaico certero, casi una crónica.
Están, ya lo he comentado, la policía y las fuerzas represoras que quieren mantener la oscuridad, también la burguesía vara y sus vástagos, jugando a la revolución sin riesgos, está la clase trabajadora, está el teatro como forma de liberación t de lucha desde la cultura, está, en definitiva, el desconcierto que produce la agonía de un régimen y el tímido nacimiento de otro. Escenario perfecto para la crianza de aprovechados, de delincuentes, de buscavidas.
Por lo demás, es una serie totalmente narrativa, con la solidez de las grandes historias. De hecho, más que una serie, parece una larga película de seis horas.
Para esta solidez, cuenta con un excelente guion y una dirección artística perfecta, capaz de captar el espíritu de una época.
Y por supuesto el conjunto de intérpretes.
Todos están perfectos. Oriol Pla, que ya me sorprendió en Incierta Gloria, lleva sus espaldas la capacidad de hacer comprensible, e incluso causar empatía, a este picaro al que las circunstancias llegan a convertir en villano. Su recorrido es enorme y el pulso de la transformación, traspasa la pantalla.
Pero personalmente quiero destacar a un actor al que nunca he visto menos que genial y que me parece lejos de conseguir la valoración que merece : Jesus Carroza. Desde 7 vírgenes, pasando por El Niño, es difícil no engancharse a su naturalidad y a su frescura. En El día de mañana su personaje tiene un mayor desarrollo, temporal y de matices. Y de nuevo lo borda. Tanto en la gracia de su acento y su soltura vocal, como en la profundidad de su mirada. La mezcla de ambos elementos conforma una densidad tan humana, tan verdadera, que por momentos es capaz de robar todo el protagonismo.
El día de mañana es, concluyo como comencé, una serie magnífica. De lo mejor de nuestra producción, reiterativo: de lo mejor. Basta.
Es la constatación, como por otro lado ya lo eran creaciones tan diferentes como La Peste y Vergüenza, de lo que pueden hacer nuestros profesionales.
Y de la importancia de una base sólida, de un buen guion, de una historia que contar, algo que no se debe de olvidar.

Público

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