Albert Dupontel. Nahuel Pérez Biscayart. Niels Arestrup. Emilie Dequenne. Laurent Lafitte. Melanie Thierry. Frans Boyer. Travis Kerschen
El novelista Pierre Lemaitre es sobre todo conocido como creador del detective enano Camille Verhoeven. Su serie de novelas, ejemplo del expresionismo literario, se mueven entre la inteligencia y la crueldad. Personalmente las encuentro brillantes y singulares.
Por eso sorprendió un poco su Premio Goncourt por una obra al margen del género. Nos vemos allá arriba es una novela histórica de mensaje antibélico. De todos modos, se sigue moviendo en esa caligrafía de colores saturados, en esas imágenes cercanas al esperpento, elevando a sus personajes desde el realismo a un lugar entre el guiñol y el comic, pero, y ese es su mayor logro, sin que pierdan su personalidad.
No era fácil adaptar al cine ese universo. La narración bebía de las historias de Dumas y Balzac pero coloreadas por un Tolouse Lautrec subido de alcohol. Y además pasan muchísimas cosas.
Pues bien, el guion es eficaz. Es capaz de establecer una estructura que racionaliza y compone una peripecia donde todas las piezas encajan. Sólo hay un problema y es que todo fluye un poco rápido y con cierta falta de profundidad con lo que es difícil, o al menos a mi me ha resultado así, empalizar con los personajes. Digamos que adolece de cierta superficialidad una historia emocionalmente muy potente.
El personaje principal, que nos transmite su rabia fundamentalmente con su mirada, debería de alcanzar una grandeza oscura que, a mi entender, sólo consigue en su excelente escena final ( sin spoiler, ¿ es un fallo de mi memoria o el final del libro era diferente?).
También las relaciones familiares están más enunciadas que sentidas.
El mejor dibujo es posiblemente el del antagonista, creado de una pieza.
En lo que se refiere al mensaje, el fondo antitético llega a la perfección.
Pero por encima de todo, si Nos vemos allí arriba tiene un valor a destacar es su atractivo visual. La película es una excelente producción, con una dirección artística fantástica y un vestuario, coronado por las fastuosas máscaras, inolvidable. La reconstrucción de una época es perfecta de forma que consigue trasladar no sólo la estética sino también el espíritu. Y además, vuelvo a apuntar que consigue no quedarse en el realismo, sino darle un toque de teatralidad que incide en esa textura de comic que antes citaba y que encaja a la perfección con la literatura de Lemaitre.
Todo ello, lo utiliza Dupontel con una cámara veloz que nos ofrece escenas tan fabulosas como las de la batalla con la que comienza el film, pocas veces se le ha sacado tanto partido a unas trincheras. Con ello, las casi dos horas de película se pasan muy rápidamente, posiblemente por todo lo que nos sorprenden desde la pantalla.
No me extraña el éxito de la película en Francia. Sin duda es un producto que conjuga calidad y entretenimiento. De acuerdo que la historia y los recursos podrían haber generado algo grande pero no renunciemos a disfrutar con lo que esta propuesta nos ofrece, es mucho. Probablemente no alcanza la densidad emocional del autor de la novela, ese alma que consigue este mantener en sus "muñecos", pero sí recrea su universo con mucho acierto.
Público
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