Joaquín Phoenix. Jonah Hill. Rooney Mara. Jack Black. Beth Dito. Udo Kier. Carrie Browstein.
Tengo la sensación de que cada vez que Gus Van Sant estrena una película, lo primero que hace la crítica es decidir si nos encontramos ante una obra personal, singular y arriesgada o ante lo que se denomina, con cierto desprecio, un trabajo alimenticio.
Creo que es un planteamiento injusto y simplista.
Es cierto que Van Sant ha dirigido películas únicas y fascinantes como Elephant, Last Days o Restless. Ello no tiene porqué desmerecer otras obras más convencionales pero igual de valiosas como Mi nombre es Harvey Milk.
Personalmente, tiene gracia, una de sus cintas que menos me gustan o que me creo menos, es El Indomable Will Hunting, sin duda la que ha tenido más éxito.
A mi, en general me interesa Gus Van sant, y el hecho de que tenga un pie en el Hollywood de los grandes estudios, no me parece en ningún caso negativo sino al contrario.
Pues bien, en general, la que ahora nos ocupa, ha caído en el lado equivocado.
Desde su estreno en Cannes, ha pasado a la categoría de las consideradas convencionales. Una pena porque es posible que esa etiqueta haga que algunos se pierdan lo que para mi es una película excelente.
John Callahan era, al parecer, un ilustrados de viñetas, que destacaba por la inteligencia de sus análisis y lo incorrecto de su humor. Pero lo relevante es que era un artista tardío. El dibujo fue una tabla de salvación realmente. Callahan estaba ya en una silla de ruedas, tetrapléjico a causa de un accidente de tráfico. Esa era uno de los predecibles finales de su alcoholismo.
No me parece justo que se refieran a esta propuesta como una de esas historias de superación tan conocidas. Aquí hay más. Efectivamente, Callahan evita la autodestrucción, pero el recorrido no tiene grandeza impostada pretenden quienes la critican. Es sencillamente un recorrido en el que, además, el director asume el posible nivel de pantomima del aparente guía en la salida del hoyo. Pero, parece decirnos, todo es válido si nos empuja al camino adecuado.
Pero además mi lectura es personal: me llega, me emociona y comparto la satisfacción del protagonista, así como su comprensión hacia la incomprensión de la vida. Empatizo con él.
Supongo que eso aumenta mi valoración.
En cualquier caso, hay dos aspectos a tener en cuenta que me parecen incuestionables:
En primer lugar, Joaquín Phoenix es la columna vertebral de la narración, y ya nadie puede poner en duda que nos encontramos ante uno de los grandes. Totalmente camaleónico, consigue trasladar todo su dolor y su desconcierto, convertir la fisicidad evidente de la propuesta en una catarata de sentimientos. Convertir eso en vitalidad, es un milagro que alcanza sin esfuerzo aparente.
En segundo, hay un muy buen guion en puzzle aunque sin ninguna dificultad para seguirlo, pero sobre todo, un caligrafía transparente y eficaz por parte de Van Sant, que nos lleva a una inmersión rápida y a una aparente ligereza que impulsa la narración. La utilización de las propias viñetas es un gran acierto del que nunca se abusa.
En resumen, sé que no coincido con la opinión general, pero No te preocupes.... me parece una película excelente y, sobre todo, muy emocional y muy sincera. También desde el punto de vista estrictamente cinematográfico me parece muy conseguida. No es experimental o diferente como podía ocurrir con Paranoid Park o Restless, Es sencillamente muy buen cine. No condenemos a Gus Van Sant a tener que sorprendernos siempre para apreciarlo, no sería justo y además nos estaríamos perdiendo mucho.
Público
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