CINE: MARY SHELLEY de Halifax Al- Mansour


UK 2018
Elle Fanning. Douglas Booth. Bel Powley. Tom Sturridge. Ben Hardy. Maisse Froggatt

Posiblemente Mary Shelley sea una de esas películas que, por muy correctas que resulten, se vean perjudicadas a la. hora de tener en cuenta el material que les sirve de referencia.
La creación de Frankestein es el momento cumbre en las vidas del matrimonio Shelley, jóvenes con ínfulas de revolucionarios ven una Inglaterra invadida por la hipocresía moral, militantes de la poesía, compañeros de sordidez de un personaje tan ambiguo como Lord Byron y creadores de sus propios monstruos.
Hace unas décadas, Gonzalo Suarez consiguió con Remando al Viento su mejor película, una historia elegante y sugerente que conseguía trabajar a la perfección el sugerente subtexto de la historia.
Esta propuesta es más amplia en el tiempo. Los días pasados en Ginebra, génesis delModerno Prometeo y del Vampiro de Pollidori, ocupa sólo una parte reducida dude la narración. El resto, antes de ese suceso, se centra en la historia de amor y declive de la pareja. A partir de ahí, se inicia aun final donde personalmente están las partes que más desentonan ( los arrebatos feministas de Mary a la búsqueda de la publicación y el último encuentro entre ambos ).
No hay nada rechazable en esta película, de hecho es muy entretenida, la producción tan impecable como en toda obra británica de época y las interpretaciones perfectas si exceptuamos al personaje de Lord Byron al que se deja a un nivel que roza la caricatura, cuando su singularidad debería de ser capaz de justificar muchos comportamientos.
Sin embargo, es cierto que, encontrándonos ante unas vidas que navegan cerca de la mixtura más irresponsable entre la perfidia y la fragilidad, todo es demasiado agradable. A la historia le faltan aristas y hay ideas buenas en la identificación del monstruo pero no termina de hilarse totalmente. Esa visión del terror que habita en nosotros mismos, llega demasiado tarde para ordenar el mensaje del guion y explicar la capacidad de una muchacha de apenas dieciocho años para escribir una obra tan profunda y oscura.
Mary Shelley es, repito, un muy buen producto, elegante,  y seguro cumple la unción de acercar al gran público al misterio de la creación literaria y a unos personajes que merecen la pena conocerse.
Una vez más, lo decía el otro día escribiendo sobre The Master, no debemos de pedir a una obra algo que no pretende.
Mary Shelley no es la cinta. minoritaria y oscura que desearíamos quienes, desde hace mucho, estamos atrapados por esa historia con tantos visos e leyenda. Quizás a algunos nos gustaría más, pero seguramente a muchos no.

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