TEATRO: TIEMPO DE SILENCIO de Luis Martín Santos

Dirección.-
Rafael Sánchez
Versión.-
Eberhard Petschinka
Intérpretes.-
Lola Casamayor. Sergio Adillo. Julio Cortazar. Lidia Oton. Roberto Mori. Fernando Soto. Carmen Valverde

No he leído Tiempo de Silencio.
Supongo que esta confesión supone un acercamiento a esta propuesta más limpio. No voy a comparar ambas obras ( teatro y novela ), ni las sensaciones que cada una me ha proyectado.
Pero sí es cierto que, como cualquiera, tengo referencias de la matriz:
Por un lado como un texto complejo, moderno, rupturista.
Por otro, como un tapiz sobre la miseria que asolaba España, Madrid en este caso, en los años de la postguerra, una miseria física que pregnaba hacia una miseria social y moral.
Con estos referentes, puedo empezar diciendo que Tiempo de Silencio, teatro, responde a esas expectativas.
El texto se compone de un conjunto de monólogos, acotaciones, narraciones y escenas que consiguen componer un fresco global muy potente y muy claro. A pesar de la abstracción donde el director sitúa la acción, la narración se desarrolla con una linealidad sin fisuras que no genera equívocos y se sigue con total fluidez.
Es el primer logro.
El segundo es ese retrato del que hablábamos. La miseria. Y en este sentido, es impresionante ser consciente de una forma tan contundente de la fuerza de la palabra. Porque la palabra, el texto, es el cemento con el que se construye esta versión, y con esas palabras, nos traslada todo el caudal de horror que habitaba esa gran ciudad y empapaba a sus habitantes. La tragedia es tan sucia que deja de ser tragedia por no alcanzar su grandeza y se queda en un esperpento cruel y sórdido, donde no existe nada que se parezca a un héroe.
Supongo que en este caso, lo que hay que alabar es la versión, excelente adaptación, algo tan difícil en textos tan conocidos.
He leído en algún comentario del director que ha tenido que dejar fuera muchos aspectos de su fuente literaria. Aun así hay sitio para mucho. Para la historia de ese doctor imberbe al que la necesidad de gloria y de ratones lleva al infierno, de esas tres mujeres que como tres arañas cazan desde su tela, de esa familia criada entre la basura, de la muerte y la vida.....
Como he citado antes, el director sustituye los diferentes escenarios por la abstracción de una pared iluminada y música ( a veces algo anacrónica ). También a la multitud de personajes, por siete actores mutantes capaces de componer, desde la voz y el gesto, casi una veintena de caracteres. Ellos son el puntal de Tiempo de Silencio, y es que no hay uno que desentone en ninguno de sus múltiples cometidos. Destacar a Lola Casamayor puede ser injusto o una concesión a la veteranía.
En resumen, he asistido a Tiempo de Silencio, teatro, con limpieza de expectativas.
Salgo sobrecogido por la visión de un mundo terrible y no tan lejano.
Por una excelente propuesta teatral que nos habla del dolor, de la podredumbre, de la miseria, del lugar más oscuro donde puede caer el ser humano que es su propio interior.
De algo que posiblemente nadie contó hasta que llegó Luis Martín Santos. A fin de cuentas, eran tiempos de silencio....

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