TEATRO: THE TAMING OF THE SHREW de William Shakespeare

Globe Theatre on Tour
Director.-
Brendan O'hea
Intérpretes.-
Luke Brady. Stephan Cennydd. Cynthia Emeogy. Sarah Finigan. Colm Gomley. Russell Layton. Rhianna McGreenvy. Jacquelinne Phillips.

Para quien no lo conozca, el Globe Theatre es un apasionante proyecto teatral construido a las orillas del Támesis, en la antigua localización del legendario templo de Shakespeare. Con la misma estructura que antaño, representa las obras del bardo inglés en el fondo y forma de entonces, recobrando el aura de experiencia festiva que en aquellos tiempos tenía el teatro. Es fantástico poder ver las obras del dramaturgo en el mismo entorno y a modo y manera en que fueron concebidos.
La calidad cada vez mayor de sus propuestas ha hecho que desde hace unos años, su compañía inicie giras internacionales. Sin duda se pierde parte importante de la experiencia pero no de la calidad.
Esta vez proponen en Madrid un juego divertido: son tres las obras preparadas, pero será el público con sus aplausos previos, quien determine cual se representa cada noche.
Ayer tuve la suerte de que finalmente la elegida fuese The Taming of the Shrew. No es que tenga nada, por supuesto, en contra de Noche de Reyes o El Mercader de Venecia, pero es la que menos veces había visto representada, y en tiempos del MeToo , tengo dudas de que vuelva a haber muchas oportunidades.
Y es que, entrando ya en faena, La Doma de la Bravía o La Fierecilla Domada, ambos nombres utilizados en las traducciones al castellano, es el sumun de lo que hoy podría entenderse como políticamente incorrecto dentro de la materia de igualdad.
Una comedia deliciosa, en apariencia menor pero con una estructura tan alambicada como sus mejores construcciones, este texto tiene su base en la necesidad de sometimiento que las esposas deben a sus maridos. El parlamento final de Catalina debe de superar lo soportable para cualquier feminista que se precie.
Lo destacable en este caso, es que la compañía opta por una representación acorde con su filosofía: la pieza se representa como fue escrita, sin ningún tipo de interpretación que actualice el mensaje para las mentes de hoy. Se asume ese sentido arqueológico. Estamos ante una obra clásica como puede ocurrir ante un cuadro, una ópera o una escultura. No hace falta repetir la actitud de Blanca Portillo en su Tenorio, mostrando de forma contundente su odio a Don Juan.
Creo que es una decisión correcta y, sobre todo, fuera de toda consideración crítica. Si se quiere criticar a alguien, que se critique a Shakespeare y a quienes le han ( hemos ) convertido en un genio admirado.
Por lo que respecta a la representación, como comentaba al principio, se pierde parte de la experiencia, pero aun así, todo tiene mucho de arcaico en el buen sentido. Un sólo escenario, rústico, con suficientes puertas, la ingenuidad de creerse los cambios de fisonomía con un sólo cambio de chaqueta, es decir, contar con la complicidad del público, y , sobre todo, un conjunto de excelentes actores, ocho, que representan a la perfección los papeles que les tocan, sin distinción de sexo pero sin que ello nos suponga ningún problema.
Pero sobre todo, está el carácter festivo de la velada, aderezado con unas cuantas canciones muy bien interpretadas y lleno de sonrisas que comienzan en su primer acercamiento al público que llenaba el teatro.
Asistir a esta representación del Globe Theatre es una gozada, tanto por lo que tiene de calidad como de experiencial. Es amor al teatro, como un elemento lúdico e inteligente, festivo y honesto.
Fuera de su entorno, pero sin perder lo que les hace grandes.
Lo dicho: una gozada.

Público

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