CINE: THELMA de Joachim Trier

Noruega/ Francia/ Dinamarca/ Suecia. 2017
Eili Harboe. Kaya Wilkins. Henrik Rafaelsen. Ellen Dorret Petersen. Grethe Eltervag. Marte Magnusdotter

La verdad es que entré a ver Thelma de casualidad. No sé porqué, hoy no me apetecía demasiado otro tipo de cine más allá del exotismo intelectual. Al margen de la resaca de los Oscar, esta era lo más atractivo.
Salgo preguntándome, una vez más, sobre los misterios de la distribución. Thelma se ha estrenado de puntillas y estoy seguro de que no va durar mucho en cartelera. Y sin embargo, es una de las obras más fascinantes y, sobre todo, desasosegadoras que la habitan.
La cinta, que de lejos, muy de lejos, podría recordar a Carrie, admite dos lecturas.
En primer lugar, la más simple y directa, como una cinta de género fantástico. Una chica que, en su llegada a la universidad, abandonando una protegida ( y conservadora ) vida familiar, comienza a descubrir en su interior la aparición de extraños comportamientos , que no tardarán en manifestarse como poderes no siempre controlables. Aquí, podríamos decir que Thelma es casi la historia de una bruja en el tiempo en que comienza a ser consciente de ello.
Pero también existe una lectura más metafórica, según la cual, estamos asistiendo al paso a la adolescencia de una niña sobreprotegida, frágil y en la encrucijada de aceptar sentimientos amorosos por una nueva compañera. En esta interpretación, la historia estaría realmente sucediendo en la mente de Thelma, que sería la creadora de esta realidad paralela.
Joachim Trier nos atrapa desde el primer segundo, incluso antes de los títulos de crédito. Ese paseo de padre e hija, breve, termina siendo una de las escenas más perturbadoras que hemos visto en mucho tiempo.
Es sólo el principio. Porque una de las cosas que atrapan, que hipnotizan, es el hecho de que el director adopte desde el comienzo la narrativa de una película de terror, generando alrededor de nuestra protagonista una constante amenaza que, cuando llega, lo hace a través de símbolos, tan transparentes como contundentes.  Esa cámara cenital, y esa forma de mirar el bosque, las bandadas de pájaros, la serpiente....
Es tal la densidad, la cercanía con la que nos empapan las imágenes, que Thelma es más que una película casi una experiencia. Nos atrapa en su belleza oscura al tiempo que nos mantiene en tensión absoluta para conocer el siguiente giro. Trier tiene una gran capacidad para crear imágenes únicas y hacer convivir en ellas espacios y personajes; asimismo trabaja sin límites, sin red, atreviéndose a llevar su historia hasta el final. En el interior de Thelma hay figuras y relaciones de potencia bíblica, casi dioses en una árida tierra de hielo.
Thelma es una cinta modélica en su coherencia, singular. Hermosa.
El cine en ocasiones nos atrapa, y no nos suelta hasta que vuelve la oscuridad completa. Esta es una de esas veces.
También hay veces que la casualidad nos regala un descubrimiento. Me ocurrió con Thelma, Todavía hay sorpresas.

Público

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