CINE: ATLANTIQUE de Mati Diop

Senegal 2019
Ibrahima Mbuye. Abdou Balde. Aminata Kana. Mbow. Mame Bineta Sane. Diankou Senbena. Nicole Sougou. Babacar Sylla. Traore
Netflix

Atlantique es, sin ninguna duda, una película extraña. Singular y atrevida. De esas que se colocan en los extremos de la crítica: o produce admiración o un rechazo cercano al desprecio.
Quizás sea necesario moderarse y hacer una lectura más sobria. Equilibrio.
La historia comienza con unos obreros construyendo una gran torre, casi un incongruente titán en el paisaje humano que le rodea y donde viven estos hombres.
El patrón les adeuda tres meses de sueldo. Esto obligará a los más jóvenes a hacerse al mar en una patera para intentar alcanzar una vida mejor en España.
Uno de ellos, Suleiman, es uno de los vértices de una triste historia de amor. Ada le corresponde pero está a diez días de casarse con un hombre rico.
El mar, presente como un destino y como una maldición, no tardará en tragarse las esperanzas y los sueños.
Esta primera parte de la cinta es preciosa, fascinante. Hay poesía. Hay belleza en la mirada del director. Una capacidad importante para crear imágenes con las soledades. Para transmitirnos metáforas visuales muy claras y transparentes. Y sobre todo, hay una gran capacidad de evocación.
La ruptura no es fácil.
Aquellos que murieron entre las olas regresan. Lo hacen tomando el cuerpo de las mujeres a las que abandonaron. Desde esa posición, intentan y cumplen venganzas. Y también hace posible que la historia de amor entre Ada y Suleiman sea más fuerte que la muerte.
Ya lo he dicho: la ruptura no es fácil. Que un film social, casi político, de denuncia pase a convertirse en una película de terror serie B no es algo a lo que estemos acostumbrados, y puede sonar incluso poco respetuoso.
Pero siendo objetivos, no hay nada que impida la voluntad de su creador de contar un cuento oscuro, posiblemente emparentado con leyendas locales, siempre que, como en este caso, tenga la capacidad de contarlo bien.
Atlantique es una buena película desde el punto de vista formal. Muy buena en algunos de sus tramos. Además fluye con ligereza. Otra cosa es que nos parezca incongruente o inaceptable. No es mi caso. Tiendo a ser bastante respetuoso con la libertad de creación, como lo soy también con mi opinión posterior al respecto.
Quizás, dentro del salto, lo más difícil sea renunciar a un desarrollo de una primera parte que apuntaba a mucho más dentro de un esquema más convencional.
No sé si merecía o no el premio en Cannes, todo es discutible, pero de lo que estoy seguro, es de que sí merecía una mejor distribución que la que está teniendo en nuestro país.
Una última pregunta, duda: supongo que un cineasta senegalés, como muchos de países menos desarrollados, ha tenido acceso a los productos cinematográficos de mayor lanzamiento, y que sean estos lo que han compuesto su educación fílmica. ¿ Sería muy aventurado pensar que en este caso se ha inspirado nada menos que en Ghost? sería cuando menos sorprendente¡¡.

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