CINE: JOKER de Todd Philips

USA 2018
Joaquín Phoenix. Robert de Niro. Zazie Beetz. Frances Conroy. Marc Maron. Brett Cullen

"Todo lo terrible es algo que necesita nuestro amor". Lo encuentro en un libro que comentaré pronto, El Amigo, y no tengo claro si es una cita directa de Rilke o una interpretación de alguno de sus poemas.
En cualquier caso, no podía dejar de pensar en esta frase durante la primera hora de esta extraña, singular e hipnótica película que es Joker.
El objetivo de la historia es profundizar en el origen de uno de los villanos más crueles de Gotham City. De hecho, es el verdadero generador de Batman mediante el asesinato de sus padres.
Así empezamos pues.
Un pobre lunático, un infeliz con una vida miserable. Un hombre que quiere hacer reír en una ciudad  despiadada.
Nos causa empatía y rechazo.
Podemos comprender su dolor y sentimos la necesidad de darle el amor que pueda sacarlo de esa espiral, pero también nos sentimos agredidos por su histrionismo, su aparente debilidad. Es muy incómodo ser parte de aquellos que se sienten francamente mal ante la visión del fracaso ajeno.
La narración avanza.
Y lo hace por derroteros difíciles de asimilar. Como posiblemente ocurrió en su día con Taxi Driver.
Aquella película hablaba, y así lo hace esta, de reacción ante la desigualdad, de una justicia popular, de responder con violencia ante el silencio de quienes deberían de ser nuestros valedores.
No sé si todos nos sentimos reconfortados ( aunque nos cueste reconocerlo ) con el primer ataque en el metro.
Sí me impresiona y me sobrecogen las marchas de los payasos.
Recuerdo Furia de Fritz Lang ( nada que ver con Joker ) como una cinta que en su tramo final, respondía a nuestros instintos de venganza.
Pues bien, tengo que reconocer que con Joker me pasa lo mismo.
Otra de las anomalías de la cinta es como encajar este producto en el universo de superhéroes. Es cierto que tras las propuestas coloristas y algo infantiles de Tim Burton, Christopher Nolan vino a dotar al hombre murciélago de una entidad casi filosófica. Su trilogía llegó a situarse entre una de las sagas de la historia del cine más valorada por crítica y público.Admitimos pues la madurez del género, pero Joker las supera en su textura, su aparente suciedad y, sobre todo, su falta absoluta de complacencia.
Son ya tres los actores que se han enfrentado a este personaje.
A Jack Nicholson, le venía al pelo. Parecía haber nacido para esa carcajada.
Para Ledger fue, creo, su último papel. Un éxito póstumo muy reconocido.
Pero aquí hay más. En esas dos ocasiones se trataba del atyagonista. Aquí es el personaje principal. La columna vertebral de toda la cinta, lo que podría convertirla en un desastre si hubiese un error de casting.
Joaquín Phoenix es un actor que siempre me ha gustado. Aquí lo admiro. Su creación es global. Cada gesto, cada mirada, cada movimiento, su rostro y su cuerpo están al servicio del personaje. Su propuesta es casi una performance, un trabajo brillante, exhuberante pero con el nivel necesario de intimidad.
Joker es ya suyo para siempre.
De su risa,de su fealdad y de su belleza.
Por lo demás,la historia es apasionante pero no por ello la narrativa deja de ser simple, directa y clara, incluso en sus metáforas ( esas largas e interminables escaleras, esas puertas que abren a la luz... .) hasta llegar a ese lúcido y sorprendente final. Visualmente es hipnótica y atrevida, hasta convertir la ciudad en un entorno abiertamente peligroso y exponer el cuerpo de Phoenix con un impudor que lo convierte casi en algo animal.El director es capaz de crear una atmósfera de tensión oscura que aparece en el minuto uno y no nos abandona hasta el último.
Joker, vuelvo al inicio, es extraña, por si misma y enmarcada en lo que se espera de ella. De hecho, no es la tarde fácil de cine en la que cualquiera la colocaría previamente.
Pero, lo más chocante, es que aparezca como cine políticamente necesario, como un recordatorio de la necesidad de controlar los niveles de injusticia tolerables por la sociedad. Un aviso tal vez.
Esta muy lejos de ser cine de entretenimiento aunque sea muy entretenida.
El cine de riesgo aparece donde menos te lo esperas. También, por suerte, el buen cine. Y el magnífico, como este.

Público

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