CONCIERTO: SILVIA PÉREZ CRUZ, TOQUINHO Y JAVIER COLINA

Teatro Real.- Madrid
29 de julio

El Teatro Real impone.
Soy asiduo a la ópera, pero nunca había estado allí en un concierto.
Impone su arquitectura, su luminosidad, esa estética que hace al público tan presente.
Sin embargo, después del concierto de ayer, me quedo con que el Teatro Real también acoge.
Mi razón era Silvia Pérez Cruz. Me fascina su voz, en tono y en plasticidad, su forma de jugar con las canciones y perderse en la música. De Toquinho recordaba, como toda mi generación, Acuarela. A Javier Colina no lo conocía.
Comienza el brasileño. Y no tarda en sorprenderme con sus improvisaciones en la guitarra. Es un genio con las cuerdas. Que por encima del recuerdo, preparándonos con apenas tres canciones para cuando llega la nostalgia. Sí. Acuarela. No podía faltar.
Se incorpora Javier Colina. Un músico increíble. Un acompañante con entidad propia. Mucho más que un acompañante. Juntos nos acercan a la creatividad en directo.
Y llega Silvia.
Primero los tres. Luego ella y Javier. Luego los tres de nuevo.
Como un grupo de amigos.
Estamos en el Teatro Real pero podríamos estar en un café. Somos más de mil, pero podríamos ser una pandilla.
Consiguen que el enorme escenario se convierta en un lugar pequeño y cercano donde nos abraza la música, donde comparten con nosotros anécdotas y juegos.
Es difícil destacar aunque el ejercicio de deconstrucción vocal que la solista realiza con Sound of Silence de Simon y Garfunkel es inolvidable. También da gusto escucharle La Violetera. Verle acompañar al músico con sus golpecitos en el bajo. Sonreír....
Y cuando vuelve Toquinho, cuando ya sabemos que es un genio, entre otras, Chica de Ipanema.
Todo está tan bien contado y cantado Las dos horas se han pasado volando.
Un concierto al que la palabra desfigura. Música entre amigos.
Nos espera fuera la noche de Madrid. Somos un poco diferentes. Por ciento veinte minutos hemos compartido y tocado la belleza.

Público

 

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