CINE: LOS MUERTOS NO MUEREN de Jim Jarmusch

USA 2018
Bill Murray. Adam Driver. Tom Waits. Chloe Sevigny. Steve Buscemi. Tilda Swinton. Danny Glover. Selena Gómez. RZA. Iggy Pop. Rosie Pérez.

Con esta película me ha pasado algo sorprendente.
Lo pongo en contexto:
Las críticas han sido, en el mejor de los casos, tibias. Sólo el artículo de Manuel Hidalgo creo que en El País me animó a verla.
y la sorpresa es que, a punto de entrar en la sala correspondiente de los Golem, el portero, conocido de muchas sesiones, me recomendó que cambiase de película. "Es malísima", me informó.
Entré por tanto con bajas expectativas.
Y sin embargo.... salí contento.
Los primeros veinte minutos de película me parecen una delicia. Todos los cliches de cine ochentero mezclados con el bucolismo del american way of life. Un pequeño pueblo donde se vive en camaradería y donde los mayores problemas para la policía local son el robo de un pollo. Pero un pueblo donde sabemos que va a pasar algo.
En un momento dado, cuando uno de los agentes pregunta al otro ¿ porqué me suena tanto esta canción?, su compañero le responde , porque es la canción de la película.
Ha aparecido Jarmusch.
Ha aparecido su amor inteligente, su humor, su libertad absoluta y su sencilla forma de sorpresa.
A partir de aquí todo se desarrolla como una gran broma homenaje. Desde el principio alguien sabe que todo va a acabar mal, desde el principio se acepta casi con normalidad la invasión zombi. Van apareciendo personajes que recuerdan a otro modo de cine: la bella adolescente, las noticias que van soltando información sobre lo que ocurre en el mundo.....
Tenemos la sensación de que todo es conocido, incluso los propios zombies son similares a los que ya nos enseño George Romero ( otro homenajeado ). Pero siempre nos van dando pistas de que vamos a encontrar algo diferente o que los lugares comunes se van pervertir.
El punto de inflexión es, posiblemente, un personaje absolutamente desconcertante, el interpretado por Tilda Swinton, una empleada de pompas fúnebres con maestría en el manejo de la katana y que proporcionará una escena con la que lleva al límite la capacidad de asunción del público.
Es verdad que posiblemente en esta ocasión, el director se haya atrevido a jugar hasta el final, a elevar su capacidad de hacer lo que le de la gana hasta niveles que a muchos les pueda parecer una tomadura de pelo. Pero creo que lo que convierte esta propuesta en algo apreciable es que nos da los códigos de forma clara, nos invita a que formemos parte del proyecto.
Esto disculpa y justifica de alguna manera, el hecho de que mucha gente ( el portero entre otros, y gran cantidad de críticos ), se hayan sentido expulsados.
No yo.
Todo e una especie de locura reconocible.
Muy divertida, lo siento. Yo no me siento engañado por su director. Es más, encuentro razones para, al igual que en otras ocasiones, admirar su personalidad y su forma de contar.
Los muertos no mueren me parece un regalo para todos aquellos que en los ochenta veíamos mucho cine, gran parte con el único objetivo de entretenernos. Cuando éramos capaces de ver y escuchar sin exigir tanta credibilidad y coherencia.
Una gran broma, posiblemente.
Pero también cine, mucho cine. Y mucho humor, y mucha inteligencia.
No olvidemos que estamos ante un autor que consolidó la libertad del cine independiente y que fue capaz de escribir y rodar la película más simétrica que se ha hecho nunca, Los límites del control.
Y también, de llevar a la pantalla la poesía cotidiana con Paterson.
Es decir: un autor capaz de cualquier cosa.

Público

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