CINE: SOMBRA de Zhang Yimou

China 2019
Chao Deng. Li Sun. Kai Zheng. Qianyuan Wang

Hace unos veinte años, Yimou era sin duda una referencia del cine chino en el panorama internacional, sin duda el más conocido y posiblemente a nivel popular, el primero en superar el estigma del cine oriental como soporífero e incomprensible.
Creo recordar que fue en Berlín, donde triunfó con Sorgo Rojo. Luego hubo varias películas delicadas y hermosas, y sobre todo sofisticadas,La linterna roja, Semilla de crisantemo, La joya de Shanghai, ...
Si bien sus etapas no son tan radicales, aquí vino el primer giro. Con un estilo realista y una ternura muy occidental, mutó en cronista de la china rural. Aquí recibimos algunas de sus mejores cintas, Ni uno menos ( mi favorita ), Camino a casa, Qiu Ju una mujer china....
Pero, creo que a partir del éxito de Tigre y Dragón de Ang Lee, no hubo director chino que no tocase el wuixa. Y Yimou lo hizo con lo que podríamos considerar una trilogía. Primero Héroe, luego La casa de las dagas voladoras y la tercera, La maldición de la flor de jade. Eran obras barrocas, hermosísimas, fieles al género.
A partir de ahí, se me perdió.
Ni la historia de estudiantes ( título con alga del espino blanco ) tenía la frescura de sus otras piezas realistas, ni su versión de Sangre Fácil era más que una divertida anécdota. Y hubo otras.
Pero el desastre absoluta vino con La Gran Muralla. Una apuesta ridícula por el taquillazo que no llegaba ni a mínimos exigibles y que traicionaba de manera frontal su trabajo.
Porque personalmente creo que Yimou conseguía hasta entonces enlazar el wuixa con su crítica social de la etapa precedente: tengo la sensación de que frente a la dureza de la actualidad, el director quiere recordar que su país tiene a las espaldas una de las civilizaciones más fascinantes que ha existido.
La Gran Muralla convertía la leyenda en un cómic cutre.
Ahora llega Sombra.
La historia vuelve al pasado, a tiempos de leyendas y luchas entre reinos.
Frente a un monarca pusilánime, un comandante valiente. Pronto sabremos que es sólo un doble del verdadero militar, escondido en una cueva bajo el palacio.
A partir de aquí, se desarrolla un entramado de luchas y traiciones alrededor de un delicado romance.
Yimou regresa a su etapa wuixa.
Y lo hace con su maestría habitual. Estéticamente fabrica un artefacto impactante, en unos escenarios barrocos y oscuros con un aire gótico, con un cromatismo casi en blanco y negro y unas magnéticas coreografías en las que no se abusa de la cámara lenta. Narrativamente está perfectamente construida, sin que en ningún caso se ahogue la línea argumental y siendo capaz de regalar matices íntimos en un producto tan visual.
Desde el punto de vista  sensorial, Sombra es una gozada.
Una gozada similar a sus otras propuestas del género.
Celebrémoslo como el retorno del director. Un buen retorno.
Ahora, lo que me gustaría sería reencontrarme también con aquellas manos que hablaban de la niña maestra que se atrevía a viajar a la capital para buscar a un alumno perdido, de la mujer embarazada que pedía una condena por la patada a su marido, o de la chiquilla que esperaba el regreso de aquel que la había enamorado.
Mientras tanto, disfrutemos de Sombra.

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